El Movistar Estudiantes encuentra paz en la vuelta de Alonso
Los colegiales vencen a un Amics Castelló que apretó al final tras ir 21 abajo. El escolta regresó tras 102 días por lesión.
Un respiro y una sonrisa. El Movistar Estudiantes cogió aire este Domingo de Resurrección. Ganó bien ante el Amics Castelló (95-79), que no opuso mucha resistencia y que deberá remar mucho las siete jornadas que quedan si quiere mantenerse en la LEB Oro. La victoria debería servir como un chute de adrenalina para unos colegiales que llegaban al duelo tras enlazar dos derrotas y acumular cinco en los últimos seis partidos con una imagen decepcionante. Como una carga en las baterías después de toda la marejada del asunto Carrera, de las lesiones, de los fichajes. El último, por cierto, Francisco Cáffaro, estuvo ya presente en el WiZink Center.
Un triunfo que vino con regalo incluido en la vuelta a las pistas de Francis Alonso. El escolta, uno de los grandes tiradores de la categoría, regresó a las canchas 102 después de caer lesionado ante el Leyma Coruña el pasado 20 de diciembre. Más de tres meses fuera por el cartílago de la rodilla. Hizo 7 puntos, los cuatro que hizo en juego fueron en el último cuarto, en 14:57. Eso sí, el triple no quiso ser su amigo este domingo (0 de 5).
El andaluz no fue la única buena noticia para los ramireños. Carlos Suárez, inteligente como siempre, estuvo sensacional en la lectura del partido (además, 6 puntos y 6 rebotes, 4 de ataque), Murphy encontró el acierto (19 puntos, 4 de 5 de tres) y Larsen pudo descansar: jugó menos de 20 minutos (19:47).
Un quinteto nuevo para un nuevo momento. Ya sin Carrera y sin Leimanis, baja de última hora, Rivero sacó un cinco diferente, con Sergio Rodríguez y Branden Frazier de inicio. Los centímetros del canario como tres se están volviendo indispensables con el paso de las jornadas: el rebote ha sido un vía crucis toda la temporada. El estadounidense se emparejó bien, de principio, sobre el cedido Rubén Domínguez (aplaudido en la presentación como Josep Franch).
Los colegiales se hicieron pronto con el partido. Por el acierto de Murphy, los estirones de Wintering y un Castelló que fallaba, fallaba y fallaba. Lo más fácil y lo más difícil: 4 de 17 en el primer cuarto y ventaja local de +13 (24-11) tras un triple de Carlos Suárez. Cada minuto del veterano canterano es una bendición para un equipo que suele caer en el colapso. En los nervios. Él relaja el juego. Saber leer los ataques. El físico no es el de antes, claro, pero en sus primeros 10:25 se retiró con el segundo +/- del equipo, +11.
Nzosa puso un +15 (26-11) que solo Bressan combatía. Algo Stutz. Poco Okouo, en una eterna pelea con los árbitros. El Estu solo luchaba contra él y sus demonios. Las distancias en el marcador tan rápido subían (41-24) cuando encontraba velocidad tras el rebote y en la pérdida como bajan (41-28). La mejor noticia al margen del resultado, la vuelta de Francis Alonso más de tres meses después de la lesión en el cartílago de la rodilla.
El duelo se rompió en el tercer cuarto. Parcial de 26-19 que permitió superar el +20 (63-41). Con todo a su favor, el Estu se complicó la vida un poco en el último cuarto. Esa diferencia de +22 bajó hasta un inquietante +10 a dos minutos del final (83-73) no sé sabe muy bien cómo (vamos, el habitual el último mes y medio) ya con el canterano Giovannetti en cancha. El argentino tuvo muy buenos minutos en intensidad y triple incluido. La sangre no llegó al río y los estudiantiles encontraron paz dentro de unas semanas demasiado convulsas.
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