El mejor equipo puede con el mejor jugador
Eslovenia termina su andadura en el EuroBasket 2025 con la derrota ante Alemania, favorita a todo y campeona mundial. No bastaron los 39 puntos de Luka Doncic.
Con un cierre maravilloso, sin dejar de lado la tensión propia de un duelo así, se pone el lacre a un EuroBasket histórico de un jugador que merece esa misma catalogación. 26 años le contemplan, otras vacaciones sacrificadas para ayudar a su país a ser grande, como en 2017, pero tal éxito colectivo no se podrá repetir ocho veranos. únicamente le ha sacado del carril la campeona del mundo. Luka Doncic es un espectáculo para los sentidos. 34,7 puntos de media en siete entregas. Simplemente el mejor del torneo. Habrá un MVP para los que lleguen más lejos, pero aquí se ha quedado el jugador con más influencia. Frente a Alemania, en un muy mal día desde el triple (5/16), 39 tantos en 33 calientes minutos. Porque el mejor equipo, que acude al Europeo como campeón del mundo en curso, pudo más que un individuo rodeado por jugadores de mucha menor calidad.
El duelo entre persona y colectivo, entre los eslovenos y los alemanes, finalizó con un 99-91 en algo más de dos horas de batalla en el Xiaomi Arena de Riga (Letonia). Igualdad, más de la que se presumía por la distancia entre recursos con los que se contaban, y buen baloncesto en muchos momentos. Digno enfrentamiento de los cuartos de final de un campeonato continental. Nos quedamos con cuatro señoras selecciones donde jugadores como Sengun o Markkanen arrastrarán la fiebre por protagonistas habituales de la NBA a los que ver en este hábitat. Doncic, ahora, a centrarse en los Lakers, con los que renovó a principios de agosto por 165 millones. Los alemanes fiaron a Franz Wagner, de Orlando Magic, y Dennis Schröder, de Sacramento Kings, la tarea de contrarrestar los ataques furibundos de Luka. 43 puntos entre ellos dos, más 15 de Theis y 11 de Lô, ayudaron a soportarlos.
Doncic se convierte hoy en el jugador con más puntos en un partido de cuartos de final de este torneo. Que es otro récord más que se echa a la mochila, repleta de alhajas. A inamovibles como Gallis, Terrace, Jamchi y más leyendas les ha mirado a la cara. Un no parar de sumar. Para la próxima edición, un reto más: ser el que mejor media de puntos maneje, marca en poder de Korac. Con este chaval conviene aprender a soñar.
Se fue contrariado, cabe añadir. El desempeño de los colegiados Liszka, Kozlovskis y el español Castillo no fue del agrado de Eslovenia. Quejas sobre la cantidad de veces que los equipos visitaron la línea de tiros libres, con trece oportunidades más -37 a 25- para Alemania, una técnica señalada a ‘Luka Magic’ a los dos minutos de juego y, más que nada, la actitud de los trencillas. Recorrió un escalofrío pensar que Doncic podría irse expulsado, como en el Mundial contra Canadá, y perderse todo lo que tenía que dar. Si bien parte de su angustia en los tiros de tres se reprodujo a los demás (23% en total, 1/10 en el último cuarto), menos mal que aguantó hasta el bocinazo final.
Eslovenia cayó por las armas con las que cuenta Mumbrú en el lado alemán, fundamentos y capacidades en todas las posiciones, además de que el plantel se le quedó corto a su homólogo. Sekulic rotó con ocho más los cuatro minutos de Stergar, con Scuka y Jurkovic sin participación y la baja de Padjen por un golpe en la rodilla derecha. Con lo que tenían, se hizo. Hasta donde Doncic pudo. No había nada más.
Se divisaba un comienzo en el que Doncic debía ser decisivo. Con el paso de los minutos se va minando su producción, le ha ocurrido en todo el torneo a pesar de estar en buena forma física. Porque no es ajeno al paso del tiempo. Y lo hizo. Primeros pasos muy atropellados, con ansia de llegar a ese objetivo marcado. Compromiso, por otra parte, de los compañeros, que sacaban ventaja al rebote y en la lucha por balones sueltos. Iba a estar bien arropado.
Obst abrió la veda de los mejores tiros. Luka pedía el balón. El aficionado, butaca y palomitas. Diez puntos en el primer periodo para el ex de Madrid y Dallas. Pero es que estaban Prepelic, Hrovat, Nikolic o Krampelj. 21-32 a favor. Había abusado de Alemania en los compases iniciales. Álex Mumbrú, seleccionador de Alemania pero autorrelegado al fondo del banquillo por culpa de una pancreatitis, miraba con cara de circunstancias. Los minutos posteriores serían aún peor.
Doncic volvió del primer descanso y encestó diez puntos más en menos de cuarto minutos. Triple de Prepelic. Palmeo de Omic. +6 en el entretiempo. La vencedora del Mundial 2023, contra las cuerdas. Pero también Luka: una técnica y dos personales señaladas, con los árbitros muy irascibles por su comportamiento, le dejaban al filo de la eliminación.
Theis se hizo con el control de la zona, Alemania empezaba a ocupar territorios. En plena efervescencia de Doncic en el tercer acto, una personal más; Schröder estuvo pillo y sacó una falta en ataque. El cabreo de los eslovenos con el trío arbitral iba en aumento. Y los problemas salían de cada vez más sitios.
Alemania estaba remontando. Un golpe de efecto más, al pasar de cuarto, el triple desde su propio campo y sobre la bocina de Tristan da Silva. Encarar los últimos diez minutos con ese panorama no daba infinita esperanza. Se acabó notando.
Los germanos se soltaron: Obst la metía de tres a una pierna para remontar (77-74), agregaban triples Lô y Schröder, Omic sí iba camino de la quinta falta y Doncic empezaba a ser el único (85-86). Eslovenia se mantuvo en el alambre varios minutos hasta que terminó por caer.
En un tramo, el decisivo, con poca fluidez, el silbato favoreció a los locales o así lo creen sus oponentes. Aleksander Sekulic lo remarcó en rueda de prensa. Theis sacó provecho de los contactos; Eslovenia, no tanto. Lô le hizo un caño a un rival a segundos del final, con el resultado ya decidido, y se vislumbró el enfado de Doncic y compañía, que dejaron correr el desplante, hasta que el partido expiró con Alemania sobreviviendo a uno de los retos del torneo.
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