El Estudiantes vuelve a ver la luz fuera de casa
Los colegiales ganan en Valladolid tras cinco derrotas seguidas lejos del Palacio. Ferrando estuvo soberbio.
Desde hacía 58 días el Movistar Estudiantes no ganaba fuera de los límites de la Comunidad de Madrid. Desde el pasado 11 de febrero, en Menorca, los colegiales no sabían lo que era asaltar un fortín ajeno y sumaban cinco derrotas seguidas: Lleida, A Coruña, Alicante, Ourense y Burgos. Una incapacidad que había marcado su mala racha en este tramo de temporada. Una mal impropia para un equipo que había hecho de doblegar a sus rivales en la carretera su marca de identidad esta temporada con una primera vuelta impoluta, 8 de 8.
Sus dos únicas derrotas en las 17 jornadas iniciales habían llegado en el WiZink Center ante el Oviedo, allá por la jornada 2, y frente al Valladolid tras un prórroga, un arbitraje protestado y varios balones para hacerse con el triunfo. Una afrenta, la toma castellana del Palacio, que los ramireños vengaron este martes en el Pisuerga (73-88). Un triunfo que es, además, balsámico por la autoridad que mostró en varios tramos el Estu ante un rival que llegó sin sus dos estiletes, el lesionado Mike Torres y el sancionado Devin Schimdt (siete partidos por insultar a Óscar Alvarado, del Melilla), y que se puso 13 puntos arriba en el primer cuarto (22-9) con una salida en tromba desde el perímetro: 6 de 7.
Belemene, desde el perímetro; y Nwogbo, desde dentro, destrozaron la defensa colegial. Al finalizar el primer cuarto, el Valladolid había anotado 31 puntos (por 20 de su rival) y la euforia reinaba en el pabellón. El posible triunfo era una andanada sobre un enemigo dolorido que no encontraba la manera de meter mano a sus rivales directos en las últimas jornadas y que solo estaba un triunfo por delante en la clasificación (19-18).
Sin embargo, el ritmo de acierto no aguantó… aunque acabó siendo bueno (11 de 22). Y el Estudiantes reinició partida. Salieron Francis Alonso (16 puntos) y, sobre todo, Guillem Ferrando (17 tantos con un 2 de 3 desde el triple, 6 rebotes y 4 asistencias para 26 de valoración) y todo cambió. El base, mucho más fino que Wintering en estos momentos, se hizo con el escenario. Sus ocho puntos seguidos en apenas dos minutos igualaron el duelo a 38. Leimanis, también de vuelta tras sus dos partidos de ausencia por lesión, daba la vuelta al marcador (43-44).
El viento ya soplaba a favor de los madrileños, que dejaron a su rival en 13 y 12 tantos en el segundo y tercer cuarto, respectivamente. La defensa funcionaba. Y la salida tras el descanso del quinteto Ferrando, Sola, Alonso, Suárez y Larsen inclinó completamente la balanza. Parcial de 2-16 de partida hasta que el reloj de posesión hizo pararse el partido varios minutos. El resultado, 46-60. El Valladolid tardó 4:30 en anotar. Cáffaro se fajó bien el poco tiempo que estuvo en cancha ante las torres del Pisuera: fueron cinco minutos… para cinco faltas.
Una antideportiva sobre Leimanis y un triple del letón descarrilaban el duelo (58-77). Wintering, desde la personal, ponía la máxima, un +21 (59-80) que parecía sentenciar el partido. Pero el Valladolid tuvo otra vida. En poco más de dos minutos, se acercó a tan solo 10 tantos (70-80). Desde la personal y con un triple por cabeza García-Abril y Nwogbo, los castellano ya estaban ahí. Unos pasos, el acierto desde el tiro libre de Larsen y una buena penetración de Ferrando empaquetaron el triunfo hacia Madrid. El próximo rival, el Gipuzkoa en el Palacio. Partido grande con un Estudiantes en aparente crecida. Veremos.
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