El Estudiantes resbala ante un Huskic sensacional
Los colegiales suman su tercera derrota de la temporada (las tres en casa) ante Coruña y se complica, otra vez, el ascenso.
Era partido grande. De ganar o ganar. Y el Movistar Estudiantes volvió a resbalar. Por enésima vez desde que está en la LEB Oro, no supo vencer el día que tocaba vencer. Es un lema. Una maldición. Un tragedia que parece no tener final. Esta vez fue contra un Leyma Coruña (76-78) de un sensacional Goran Huskic, ese pívot con alma de bailarín y visión 360 grados que tanto disfrutaron en Burgos y que han recuperado los gallegos para una carrera hacia al ascenso que se le está poniendo muy de cara al San Pablo Burgos. Por su ritmo de victorias y por los tropiezos ramireños: suman ya tres derrotas, las tres en casa. Aunque en esta ocasión no fue en el WiZink Center, sino en un Magariño que ha puesto fin a su invencibilidad al octavo partido de los madrileños en su templo en LEB.
El pívot, como decíamos que nos liamos, cerró con 22 puntos, 8 rebotes y 3 asistencias para 28 de valoración. Su última canasta fue la de la sentencia, en uno contra uno en aclarado ante Carrera al que castigó por arriba. Era el 76-78. El marcador no se movería más porque en la última jugada la bandeja de Sola bajo el aro estaba fuera de tiempo. Los árbitros acertaron una decisión que deja al Estu a dos victorias del Burgos, que puede dar un golpe de gracia este jueves a la Liga en San Sebastián ante el Gipuzkoa. Queda competición por delante, pero los madrileños están con la soga al cuello si quieren subir de manera directa.
De nada sirvió la actuación monstruosa de un Michael Carrera que se disparó hasta los 27 tantos y 10 rebotes para 30 de valoración. Ni el empujón de Kevin Larsen tras el descanso. Los estudiantiles cayeron por un primer tiempo descentrado, en el que corrían como pollos sin cabeza en defensa persiguiendo sombras, mientras los gallegos crecían. También por su mano en el tiro libre, otra vez. una condena con 8 errados en 24 intentos. Ya pasó contra el Valladolid. El 3 de 6 de Larsen fue una cruz.
Pero también porque el conjunto de Epi supo leer el duelo hasta el descanso a las mil maravillas y, luego, no se puso nervioso con las andanadas de su rival, que entró en el tercer cuarto con 11 abajo (38-49) y remó con un parcial de 16-4 hasta el 54-53 en tres minutos y medio. Los visitantes estuvieron 120 eternos segundos sin anotar. El empate a 55 volvió a todos locos en un encuentro que se disputó a 2.000 revoluciones. Sin pausa. Sin mucho orden en varias (múltiples) fases del encuentro.
Jankovic (18 tantos con un 4 de 9 en triples) y la aparición de Barrueta en los instantes finales inclinaron la balance a favor de los coruñeses que tras rozar el asalto en Burgos, lo lograron en Madrid. Su candidatura al ascenso crece un poquito más, mientras que el Estudiantes vuelve a ver los fantasmas de siempre. Los mismos que le acompañan ya tengan una plantilla gigante o una menor. Siempre igual. Y, claro, el cansancio se acumula.
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