Así se vivió la clasificación en ‘diferido’ a París: “Lo celebramos como locas”
La Selección se clasificó para los Juegos 30 minutos antes de comenzar su partido ante las anfitrionas por la victoria de Japón.
El Arena Sopron (el antiguo Novomatic Arena) era una caldera durante el Canadá-Japón. Por asuntos del average, la victoria norteamericana clasificaba a Hungría antes de su partido contra España. Los aficionados magiares jaleaban a las jugadoras de Víctor Lapeña. Gritaban cada triple frente a unas niponas que no se dejaron asustar. Frías, alegres, impredecibles, las asiáticas sacaron el duelo adelante con Mai Yamamoto, la MVP de este Preolímpico de Sopron, como su gran heroína: la pequeña base de 163 centímetros descerrajó los últimos tres puntos de las niponas. Los que certificaron el triunfo de las suyas y su billete a París.
Un nombre, el de Yamamoto, que fue más de una vez mencionado en el vestuario la Selección, donde las jugadoras españolas esperaban pacientemente el final de ese encuentro para saltar a la pista para medirse con la anfitriona. Con el móvil en la mano, las internacionales vivieron el desenlace de un encuentro que les daba pasaje a Francia este verano sin necesidad de jugar frente a las anfitrionas. Cuando la bocina sonó, las españolas gritaron, se abrazaron. Misión cumplida.
“Ha sido un sube-baja porque sabíamos que estábamos clasificadas, todas contentas por conseguir el resultado que buscábamos y, a la vez, hemos tenido que aparcarlo, dar nuestro máximo para afrontar el partido: primero hacer nuestro trabajo y, luego, celebrar esta clasificación”, aseguró la capitana Alba Torrens. La alero estará en sus cuartos Juegos.
“Lo hemos celebrado como locas en el vestuario”, señaló Queralt Casas, alero de la Selección y una de las portadoras de los móviles desde el que sus compañeras vivieron el triunfo nipón. “Ha sido como un soplo de aire fresco saber que había ganado Japón”. “Nos tocaba dar la charla, pero estábamos todas… Nosotras en el vestuario, Miguel (Méndez) y el cuerpo técnico en otro lado. Tratando de mantener la calma porque teníamos que jugar un partido pasara lo que pasara. Hubo un momento de celebración que se ha cortado rápido porque teníamos que hacer nuestro trabajo, jugar un partido serio y respetar al rival, a todos los rivales porque de eso va el deporte”, continúa la alero María Conde
Y de la celebración grupal de las jugadoras a la soledad del entrenador. Siempre la soledad del técnico. Miguel Méndez vivió los instantes que le conducen a unos Juegos Olímpicos por primera vez en su vestuario. Sin nadie. Aislado del ruido lo máximo posible con música y con nervios “muchos nervios”, como reconoció. “Intentando concentrarme solo en nuestro partido. Lo vi solo, todo mi cuerpo técnico estaba viendo el partido y yo repasando los papeles del plan del partido, que me los he tenido que leer 73.000 veces en los últimos 20 minutos, con música, intentando no escuchar al público. Estaba muy estresado, concentrando en el plan de partido que no fue fácil hacerlo”, señaló Méndez, seleccionador de un grupo que llegó a París casi tres horas de lo previsto.