Sanz: “A Saint-Supéry le vamos a dar las llaves del coche en Gonzaga”
Jorge Sanz, responsable del fichaje del base malagueño por la universidad de la que salió Stockton, habla de las expectativas sobre el internacional de 19 años.
Nacido en Zaragoza hace 41 años, Jorge Sanz es un célebre anónimo. Lejos del radar del gran público del español, su meteórica carrera en el baloncesto universitario de Estados Unidos es un claro caso de éxito. Actual director de operaciones en la Universidad de Gonzaga, ha resultado un personaje clave en el ‘fichaje’ de Mario Saint-Supéry por los Bulldogs. AS contactó con director de operaciones de Gonzaga para conocer el proceso de la incorporación del jovencísimo base malagueño y también su visión desde Estados Unidos sobre el desembarco masivo de españoles en la liga universitaria. Sanz contestó amablemente desde Estados Unidos al cuestionario de este medio.
Usted trabajó en las categorías inferiores de la Selección con Izan Almansa, Hugo González, Aday Mara... y Saint-Supéry. ¿Qué es lo primero que le llamó la atención de Mario?
Diría que su desparpajo, su actitud, el no tener miedo al fallo. Mario era un año más joven que la mayoría de sus compañeros en aquel grupo (Selección española Sub-18, verano de 2023), pero este hecho no se veía reflejado ni en la pista, ni en el vestuario. Muy unido a ello destacaría su personalidad. Es un tío que transmite energía, que une al grupo, de los que hace que el vestuario siempre tenga vidilla. Y en lo deportivo, su capacidad competitiva y su voluntad por entender el porqué de las cosas. Recuerdo particularmente bien que me hacía muy buenas preguntas pero, sobre todo, no tenía reparo en hacerlas.
¿Cómo ha sido el proceso para que vaya a Gonzaga? Ha tenido muchas ofertas.
Muy similar al de cualquier otro jugador internacional, excepto por el hecho de que, en un punto, yo trabajo directamente con él. Existe una evaluación inicial en video, posteriormente otra en persona. Contacto con el entorno del jugador, interesándome por su situación deportiva y académica, y planteo una propuesta deportiva. Un jugador como él es evidente va a tener una gran cantidad de ofertas NCAA, así que intentamos destacar nuestra identidad deportiva y filosofía de programa, así como el historial de Gonzaga con jugadores que han pasado por nuestras filas.
¿Cómo es la universidad? Su tradición es tremenda. De allí salió Stockton, pero también han tenido mucha tradición europea (Domas Sabonis). ¿Cómo es trabajar allí?
Gonzaga es una universidad privada muy pequeña, nada más que unos seis mil alumnos, ubicada en la localidad de Spokane, que tiene una población de 250.000 personas, en el estado de Washington. El entorno es muy familiar, muy recogido. Por algún motivo siempre vamos de ‘tapados’, pero en la pista competimos con cualquiera. A pesar de que la universidad como tal puede no tener el nombre o la imagen de marca de otras más grandes, el programa de baloncesto cuenta con recursos comparables a los de un equipo Euroliga. No tenemos equipo de futbol americano en la universidad, con lo que el baloncesto es el deporte rey, y el apoyo que recibimos no solamente por parte de nuestra comunidad sino de la región entera, es excelente. Desde el día en que se inauguró nuestro pabellón en 2006 las entradas han estado agotadas… ¡Hay lista de espera de tres años para comprar un abono! El ambiente de los partidos es increíble. Se pueden encontrar videos en Youtube pero no hacen justicia a la experiencia en vivo.
Y los jugadores europeos…
El historial de jugadores europeos (internacionales) lleva ya más de 20 años. Si no me equivoco el primero fue Ronny Turiaf. Desde entonces… Kelly Olynyk (Canadá), el mencionado Domas Sabonis (Lituania); y, más recientemente, Rui Hachimura (Japón), Brandon Clarke (Canadá), Killian Tillie y Joel Ayayi (Francia). También Andrew y Ryan Nembhard (Canadá), Filip Petrusev (Serbia). Eso, por destacar a varios. ¡Me habré dejado una docena por el camino! No es que sea por influencia directa mía en estos últimos ocho años que llevo en el cuerpo técnico, pero desde mucho antes, el impacto FIBA en nuestro programa, a nivel talento y a nivel técnico-táctico, ha sido altamente notable.
Mario había renunciado a ir con la España B ¿Les costó mucho dar el sí para que pudiese estar con la Absoluta?
No, lo más difícil son los calendarios. No existe convenio ni compatibilidad entre NCAA y FIBA, con lo que tuvimos que organizarnos todos para que Mario pudiera trabajar cierto número de semanas con el equipo en verano y luego incorporarse con la selección con obligaciones administrativas y académicas satisfechas.
¿Qué características destacaría de él y en qué piensan poner el foco a su llegada?
Carácter, ambición, capacidad competitiva, descaro… son su sello de identidad y queremos que su desarrollo deportivo no inhiba estas señas propias de identidad. En el ámbito deportivo, a corto plazo el aclimatarse al estilo de trabajo día a día de nuestro programa. Detalles ofensivos, conceptos individuales y colectivos defensivos. Por eso fue tan importante que trabajara ya unas semanas con el equipo en junio y julio. Mario puede jugar tanto de manejador principal como secundario, pero el plan es que lo haga de base la mayor parte de sus minutos en pista. Metafóricamente hablando, le vamos a dar las llaves del coche y él entiende que ser el base de Gonzaga no sólo es un privilegio sino también una responsabilidad para la que está más que capacitado.
En los últimos tiempos, se extiende una visión negativa sobre las universidades y la NCAA, por estar llevándose mucho talento de Europa. Sería interesante que expusiera la visión desde allí. Igual el prisma desde aquí, por subjetivo, es equivocado.
Bueno, si existe una visión negativa es porque no se ha sabido, podido o querido poner solución al enigma de la franja de 18 a 22 años en Europa. Yo que personalmente estoy, emocionalmente hablando, a caballo entre Estados Unidos y España, llevo compartiendo desde 2021 (aparición del NIL) con quien me pregunta, que la fuga de talento iba a ser imposible de detener. En mi opinión, en la mayoría de los casos se trata de planificación deportiva. Simplemente, no hay oportunidades (deportivas y económicas) para muchos de estos jugadores. En el resto de los casos, los menos, añadimos condiciones superlativas del mercado… oferta y demanda. Éste pasado verano había unas 80 universidades con presupuestos de más de cuatro millones de dólares para invertir en plantilla, de las cuales, unas 25 con más de diez millones. Estamos acostumbrados y aceptamos que jugadores europeos marchen a la NBA, pero nos ha sorprendido cuando un mercado relativamente semejante nos ha explotado en las manos. La diferencia es que en este último ciclo la exportación ha sucedido no sólo en términos altos de volumen sino también de valor.
¿Cree que los valores de la universidad están cambiando allí, que se ha perdido algo de la famosa fraternidad?
En general, sí. No por el hecho de que los jugadores puedan cobrar, sino por la posibilidad de que los jugadores puedan cambiar de universidad tantas veces como quieran sin penalización alguna. Abril se ha convertido en, literalmente, una agencia libre sin restricciones. No entro a valorar si está bien o mal, pero desde luego imposibilita la planificación a cuatro, incluso cinco, años como veníamos haciendo hace tiempo, y repercute en términos de fraternidad, como comenta. De ahí la importancia de que los jugadores pasen todo o parte del verano en el campus entrenando con sus compañeros. La verdadera prioridad en esas semanas es establecer dinámicas de equipo, cultura organizativa, hábitos, etc. En muchos casos se llega a plantillas cien por cien nuevas. O con diez o doce jugadores de nueva incorporación.
¿Cómo es el reclutamiento ahora de jugadores? Al ampliarse tanto el foco y traer más jugadores, ¿la captación es similar a la de las franquicias NBA o los cauces son diferentes?
En éste sentido no ha cambiado mucho el reclutamiento de jugadores. Sí que es cierto que en el reclutamiento internacional te encuentras cada vez más universidades presentes. Ya no somos los mismos cuatro gatos codo con codo con scouts NBA. Este verano de 2025 pudimos ser 60 o 70 universidades representadas en diferentes momentos a lo largo de los eventos. El cómo no ha cambiado… todos evaluamos, pero llegado el momento, las franquicias NBA eligen al jugador. Y en la NCAA, el jugador elige al programa.
Personalmente, ¿cómo es la vida de un español en Gonzaga? El aprendizaje debe ser enorme.
Trabajar en Gonzaga es gratificante pero muy difícil de explicar. Si me preguntas hace diez años, un ideal. Si me preguntas hace veinte, una utopía. Aún así, en 2009 tomamos la decisión mi mujer y yo de venir a Estados Unidos y, un año más tarde, comenzamos nuestra aventura… tratando de crear nuestro camino, sin tener ni idea de la idiosincrasia de la NCAA, sin saber a qué nos exponíamos. Paso a paso hemos vivido muy buenos momentos, así como otros grandes aprendizajes. Tras ocho temporadas con diferentes roles en el staff de la Universidad de Florida Atlantic, me llega la oportunidad en Gonzaga… que evidentemente no voy a dejar pasar. Mark Few es un entrenador muy exigente en busca de resultados, pero a la vez nos dota a sus ayudantes de una tremenda libertad a la hora de hacer nuestro trabajo. Tanto la universidad como la ciudad, la región en sí, están super volcadas con el equipo de baloncesto, y ese apoyo hace que este programa sea verdaderamente especial.
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