EUROBASKET | ESPAÑA 78 - MONTENEGRO 57
María Conde, la chica de la sonrisa puesta rompió el maleficio
La alero de la Selección tuvo una actuación sobresaliente en la victoria ante Montenegro: 20 puntos con un 4 de 5 desde el triple.
La Selección afrontó este viernes ante Montenegro un partido contra las cuerdas. La derrota frente a Letonia en el estreno del Eurobasket no dejaba mucho margen de error a las chicas de Miguel Méndez… y no hubo falló. Hubo autoridad, velocidad, intensidad, presión defensiva durante todo el encuentro, a excepción de ese frenazo nervioso en el tercer cuarto, que puso el duelo en el alambre, con las balcánicas a tan solo un punto (52-51).
Una mejor notable de estilo y de juego, ya sacudidos los nervios y comprendido el voltaje que permitían los árbitros en el contacto, que tuvo su punto de apoyo en la amplitud y variedad de plantilla que maneja el seleccionador nacional. Si frente a Letonia, Laura Gil y Raquel Carrera dieron el do de pecho, contra Montenegro fue el día de Paula Ginzo, Leo Rodríguez y una sobresaliente María Conde. La alero madrileña (26 años y 1,87 m) fue la punta de lanza de la ofensiva española.
Canterana del Movistar Estudiantes y con formación en Estados Unidos (Florida State Seminoles), Conde está llamada a ser una de las grandes lideresas de la Selección. Su potencial, su habilidad con el balón en las manos es ilimitada. Es estética en el movimiento, un puño de acero en el lanzamiento. Cualidades que desató de manera inmisericorde ante Montenegro, que temblaba cuando la veía acariciar la pelota.
Sus primeros 13 minutos en cancha fueron escandalosos: 15 puntos impolutos con un 3 de 3 desde el triple. Era su máxima anotación del verano tras superar los 12 del amistoso frente a Turquía. Cerró con 20 tantos (4 de 5 de tres), 6 rebotes y 3 asistencias para 22 de valoración, la mayor del partido.
Fue un show reivindicativo después de haber estado algo perdida durante la preparación. Su anotación, 3,1 puntos de media en los seis encuentros previos, así lo atestiguan. Pero no había nervios en la Selección. Todos sabían que aparecería, que sus problemas físicos durante el año habían pasado factura a una jugadora que está en la élite, con un USK Praga con el que ha alcanzado la cuarta posición en la Euroliga y con el que ha promediado 10,1 puntos, 3,3 rebotes y 3,2 asistencias para 9 de valoración en la competición continental.
“Se ha perdido muchos momentos del año por lesiones en el hombro, por lesiones en el tobillo, no ha empezado la concentración al máximo nivel por ese problema del tobillo y le ha costado mucho durante todo el año estar”, explicaba Méndez en la rueda de prensa posterior al duelo frente a Montenegro. “Pero yo creo que le hemos demostrado confianza, hemos tratado de empujarla, tratar de que ayudase al equipo y ella es una mujer muy inteligente y ha sabido estar ahí. Cuando las cosas iban mal, es de las que más trata de estar con una sonrisa puesta. Y muy contento por ella, que haya roto ese maleficio”.
Ella misma quitaba cierto mérito a su actuación en los micrófonos de Tdp: “Soy la misma María que jugó (ante Montenegro) seis minutos y no anotó, y mañana me levantaré siendo la misma”. Una templanza que la ha llevado hasta lo más alto y que esconde para los extraños un enorme corazón: “Es una jugona. En todo los sentidos, tanto dentro de la pista como fuera, para mí ha sido un gran descubrimiento. Tiene muchísima energía y en esos días de bajón, te pones a su lado y te da lo que ella tiene y más”, la describía Cristina Ouviña, su compañera en la Selección y de habitación. Conde ha vuelto y, con ella, la sonrisa de la Selección.