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EUROBASKET | ESPAÑA 58 - BÉLGICA 64

Laura Gil, el ave fénix español

La pívot (31 años y 1,93 metros) sufrió una grave lesión en febrero de 2022 que la tuvo 10 meses fuera de la cancha. Vital en este Eurobasket con España.

Laura Gil, pívot de la Selección, ante Grecia en el Eurobasket.
FEB

El halago debilita, dicen. Aunque parece que Laura Gil (31 años y 1,93 m) es inmune a esa frase. Durante todo el Eurobasket, las alabanzas a la pívot de compañeras y de cuerpo técnico han sido continuas, incansables. Pasaban de la perplejidad a la completa admiración porque la murciana se lo ha ganado, por su papel en un torneo en el que ha brillado con luz propia y por su duro camino hasta reinar de nuevo en la élite de selecciones.

Estamos viendo una versión de Laura Gil increíble. Para mucha gente lo que está haciendo puede sorprender. A mí, no”, comentaba Silvia Domínguez en una entrevista con AS en Liubliana (Eslovenia). La base destacó los problemas que ha tenido que sortear su compañera en la Selección y, desde la próxima temporada y de nuevo, en el Perfumerías Avenida: “Lo que la hace diferentes es de dónde viene, de hace un año estar sin andar y lo que está haciendo ahora es increíble”.

Pongamos contexto para entender las palabras de la capitana de España. En febrero de 2022, Gil se rompió el tendón de Aquiles con el Valencia Basket. Ella, incluso, temió no volver a andar. Ese miedo paso, pero su vuelta a las canchas no fue rápida: estuvo diez meses fuera hasta recalar en el Landes de la Euroliga. Con el conjunto francés, la murciana disputó 10 partidos en la máxima competición continental con 6,1 puntos y 4,3 rebotes para 9,4 de valoración media.

Su próximo paso en este renacer a lo ave fénix era este Eurobasket… y no ha podido ir mejor. Sumó su 17ª medalla entre las categorías de formación (9) y la Absoluta (8), una cifra que nadie más tiene en el baloncesto español, con un papel clave junto a Raquel Carrera en la zona de la Selección. La defensa de ambas durante todo el torneo, y sin Astou Ndour, ha sido sobresaliente.

Entre las dos (y la aportación de Paula Ginzo) secaron a enormes pívots como a la griega Mariella Fasoula (,195 m) y la alemana Marie Guelich (1,96 m). La helena, que cerró el Eurobasket con 18,3 puntos de media, se enfrentó a la Selección tras anotar 22 tantos frente a Letonia. El trío interior español la dejó en tan solo 10. “Flipo con ellas. Cuando ves a Fasoula, que es una jugadoraza, desquiciadas, y no porque falle, sino porque no toca la bola… ¡Son una pasada!”, aseguró a AS Queralt Casas sobre la labor de sus compañeras.

Guelich sintió la misma impotencia. La center del Valencia llegaba tras su mejor actuación en el torneo: 26 puntos contra Eslovaquia en octavos. La presión y la movilidad tanto de las interiores como de las exteriores españolas la dejaron en tan solo 6; 5 menos que su promedio en este Europeo (11,8).

El talón no fue el única molestia seria que ha sufrido Gil los últimos años. Después del tropezón en 2021 en el Eurobasket de Valencia y en los Juegos Tokio, recibió duros y constantes ataques por redes sociales. Una situación que la llevó a publicar una carta donde reconocía sus errores, pero pedía respeto. “No sé cómo empezar esto... pero necesito sacarlo. Quería empezar reconociendo mis errores, ayer no estuve acertada y fallé tiros que a ojos de cualquiera eran tiros muy fáciles”, escribió.

“Os puedo asegurar que ahora mismo estoy muy dolida, no voy a excusarme pero no todos los días se está bien, o al 100%, en todas las facetas del juego. Intenté ayudar al equipo sumando en otros aspectos, pero no fue suficiente”, lamentó antes de mandar un mensaje a los que la habían atacado: “Simplemente (…) a aquellas personas que piensan que por tener una opinión pueden faltar al respeto a una o a doce jugadoras que llevan todo el verano dándolo todo: ‘Todo el mundo tiene derecho a opinar pero no todas las opiniones son respetables”.

Duras críticas, una (aún más) dura lesión y una gran presión que Gil se quitó de encima el sábado cuando la Selección se clasificó para las final frente a Bélgica con unas lágrimas incontrolables de enorme felicidad.