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EUROBASKET 2022

La España ‘rookie’

Sólo cuatro de los doce que irán al Eurobasket, Rudy, Willy, Garuba y Arostegui estuvieron en los Juegos. Hasta siete convocados debutarán.

Sergio Scariolo da instrucciones a Juan Núñez durante el España-Islandia del miércoles en Pamplona.
Jesús DigesEFE

La baja de Llull radicaliza la cara nueva de la Selección que jugará el Eurobasket a partir de la próxima semana en Tblisi. Un equipo nuevo en el que, a la espera del último corte, y salvo sorpresa (López Arostegui fue uno de los descartes ante Islandia), habrá hasta ocho jugadores nuevos en comparación con los últimos doce que participaron en una gran competición. De los que estuvieron en Tokio, sólo repetirán el capitán, Rudy Fernández, Willy Hernangómez, Usman Garuba y Xabi López Arostegui. Los otros nueve candidatos son Lorenzo Brown, Núñez, Jaime, Brizuela, Joel Parra, Sebas Sáiz, Fran Guerra, Pradilla y Juancho Hernangómez. Precisamente Juancho forma, junto a Rudy y su hermano Willy el tridente de únicos supervivientes del equipo campeón del mundo. La transición, pues, ha pasado a revolución forzada. A la retirada definitiva de Pau Gasol y las renuncias de Marc y Sergio Rodríguez, todavía en activos pero no seleccionables, se han unido durante la temporada la lesión de Ricky Rubio y la no disponibilidad de jugadores como Claver, Oriola, Abrines o Abalde, que también habían participado en los últimos torneos, y que convierten a la Selección en una incógnita mayúscula para el Eurobasket que empieza el día 1.

Scariolo y la FEB se habían puesto como objetivo que la Selección se fuera conociendo en agosto, amistosos de nivel incluidos, para llegar con el equipo ya en un nivel de construcción aceptable al inicio del Eurobasket. Pero se han ido multiplicando los inconvenientes, especialmente este último de Llull que deja un panorama complicado, con una gran mayoría de jugadores a las puertas de su primera gran competición. Brown, Núñez, Jaime, Brizuela, Sáiz, Guerra, Parra o Pradilla (habrá un descarte entre ellos) van a hacer su estreno en un gran torneo de selecciones. Una competición con vida propia y un ecosistema muy particular que va a resultar un master para dos tercios del roster que lleve Scariolo. Ahora sí, el objetivo pasa por atravesar como sea la puerta de la primera fase y llegar a Berlín con la piel de cordero por si algunos de los granes monstruos de la competición, tal vez confiados, se dejan sorprender por un equipo al que todavía le falta también el sello de su seleccionador, que siempre sorprende a sus colegas con una pincelada inesperada. Esta vez, una más, le va a tocar dibujar su mejor obra.