Los peores fichajes de la historia del Barça: Ruland, Gurovic, Seikaly…
A lo largo de los años, el equipo azulgrana ha tenido sus malas experiencias con la llegada de jugadores que tenían que haber sido estrellas, pero cuyo rendimiento dejó mucho que desear en estancias generalmente muy cortas en el club.
Jeff Ruland (1980-81)
Ruland (2,11 de altura) fue una estrella en la Universidad de Iona, un número 25 del draft (1980) y después, un jugador de larga y exitosa carrera NBA: dos veces all star, en la temporada 1983-84, por ejemplo, promedió 22,2 puntos, 12,3 rebotes y 3,9 asistencias. Después de ser drafteado, optó por ir al Barça y hacerse profesional por una cifra récord en España: unos 120.000 dólares. Pero en aquel equipazo azulgrana (Epi, Solozábal, Sibilio…) no se adaptó. Ni al club ni al estilo de juego y la vida en Europa. Después llegó a decir esto: “No quiero saber nada de España”. Hizo números, pero el público le reprochaba su poca actitud. Acabó la temporada jugando solo la Recopa, donde el equipo cayó en la final.
Ben Coleman (1991-92)
Un pívot duro que fue elegido por los Bulls, con los que no llegó a jugar, con el número 37 del draft de 1984, el de Michael Jordan. Coleman promedió 23 puntos y 11 rebotes en dos años Italia (Trieste), se fue a la NBA y después, en 1990, al León. En su primera experiencia en España maravilló: 19,8 puntos y 10,3 rebotes por partido. Así que el Barça, aprovechando problemas burocráticos en el contrato que había firmado con el Granollers, se hizo con él como seguro ante los problemas de rodilla de Audie Norris. En el Palau cumplió (13,8 y 9,3) pero no estuvo a la altura, no encajó del todo bien y acabó en Huesca después de solo una temporada (1991-92) en la Ciudad Condal.
Fred Roberts (1993-94)
La sombra de Audie Norris fue demasiado larga para Fred Roberts, fichado en 1993 junto a Tony Massenburg para rellenar el hueco que dejaba en las zonas, y en el corazón del club, el mítico pivot, que se había marchado después de seis temporadas. Robert firmó por 600.000 dólares y cumplió (14,8 puntos, 5,8 rebotes) pero no supo ser líder, acostumbrado a ser un secundario de trabajo duro en sus años NBA. Un buen ala-pívot, con fundamentos, no estuvo a la altura en la final de la Liga contra el Real Madrid ni en la semifinal de la Copa de Europa contra el Joventut, así que salió del club por la puerta de atrás y con aroma a chasco.
Ramón Rivas (1996-97)
Un jugador que marcó una época en Vitoria con el Taugrés pero que pasó de puntillas por el Barça. Ya con 39 años, firmó en 1996 un contrato de 1+1 pero solo cumplió la primera temporada antes de irse a Grecia, donde jugó nueve partidos y fue cortado por el AEK. Puertorriqueño nacido en el Bronx y de padre catalán, jugó 28 partidos con los Celtics antes de firmar con el Baskonia. Un pívot duro y con buenos movimientos, brilló en sus siete años en la capital alavesa, donde ganó una Copa y una Recopa (MVP de la final). En el Barça ganó la Liga pero apenas promedió 6,4 puntos, 4,1 rebotes y 6,5 de valoración.
Jerrod Mustaf (1996-98)
Tenía talento de súper estrella, pero no pudo serlo en el Barça, en aquella época en la que el club vivía obsesionado con sus desastres en la Copa de Europa y en la que los extranjeros que llegaban tenían que adaptarse al libreto y el estilo de Aíto García Reneses. Mustaf era un súper clase que fue número 17 del draft en 1990. Ala-pívot, jugó en los Knicks a la sombra de Charles Oakley y en los Suns por detrás de históricos como Tom Chambers, Charles Barkley… Después llegó a Salónica, donde sufrió una grave lesión, y brilló en Andorra antes de ser sancionado por irse sin permiso a una manifestación de musulmanes afroamericanos en Washington. En 1996 llegó al Barça, donde estuvo dos temporadas en las que no brilló todo lo que debería. En la primera ayudó a ganar la Liga, aunque no con un rol de actor principal (promedió 14,2 puntos y 6,9 rebotes) y en la segunda estuvo peor (12,1 y 6,3).
Milan Gurovic (1998-2000)
Un súper talento al que siempre rodeó la polémica: problemas contractuales, líos por su inclinación nacionalista, condena por violencia doméstica después de su retirada… Milan Gurovic era un alero de 2,07 con unas facultades formidables. Después de promediar 17,2 puntos en el Peristeri, el Barça pagó (un récord en España por entonces) 500 millones de pesetas para sellar su traspaso. Sin embargo, en sus dos temporadas en el club no lució: 11 puntos de media en el primero, 9 en el segundo. Arturas Karnisovas y el ascendente Pau Gasol le fueron quitando el sitio y el Barça acabó facilitando su salida. “Como costé 500 millones, creían que sería Michael Jordan y metería 50 puntos todos los días”, dijo después. Tras salir del Barça, tuvo un brillante paso (2001-03) por el Unicaja.
Rony Seikaly (2000)
Uno de los fichajes más sonados, en su momento, de la historia del baloncesto europeo. Y un absoluto desastre. Rony Seikaly, pívot de origen libanés que jugó 12 años en la NBA con temporadas de 17 puntos y 12 rebotes por noche. Con 35 años llegó a Barcelona para ser una estrella a este lado del Atlántico y con un sueldo de 1,8 millones. Pero chocó con Aíto García Reneses, no se adaptó, quiso un trato especial que no se le dio y desapareció. Eso hizo, no hay mal que por bien no venga, que se abrieran unos minutos en pista por los que se coló Pau Gasol.
Doug Overton (2002)
Un base que fue número 40 del draft en 1991 y que, a falta de oportunidades en EE UU, se fue a Australia, donde brilló y se ganó el regreso a su país. Durante 12 años jugó casi 500 partidos como secundario trotamundos en la NBA. Y en Europa disputó dos, con el Barça. Las bajas en el juego exterior hicieron que se llevará un contrato de un mes durante la temporada 2001-02. Pero solo jugó dos partidos y, viendo que su futuro no estaba claro, se marchó antes de tiempo. En el primero de esos dos encuentros anotó 14 puntos, pero en el segundo ninguno y su valoración media fue negativa (-1,5).
Nikos Ekonomou (2001-02)
Un clásico griego, llegó al Barça tras no triunfar en Bolonia y Olympiacos, dos años convulsos después de una larga estancia en el Panathinaikos, con el que ganó la Euroliga en 1996. Un ala-pívot duro y con buena muñeca, arrancó muy bien en el Barça que acababa de perder a Pau Gasol pero se fue desdibujando. Tanto que acabó jugando solo 17 partidos y pidiendo la salida por motivos personales en febreros. Asuntos familiares le hicieron volver a Grecia y dejar un Barcelona en el que su paso se olvidó rápidamente tras ese prometedor inicio que incluyó 20 puntos en 22 minutos en su tercer partido en la ACB, contra el Granada.
Andrea Camata (2002)
Efecto dominó: cuando Ekonomou dio la espantada, el Barça buscó un reemplazo a toda velocidad y acabó fichando al pívot italiano Andrea Camata. Para empezar, era un ajuste extraño, de un ala-pívot que podía abrirse para lanzar a un pívot puro de 2,14 y 130 kilos. Camata, que luego dijo que su etapa en el club fue muy difícil, apenas jugó 10 partidos en el final de esta temporada. Promedió 2,3 puntos y 2,9 rebotes, sin más virtud que su altura en las zonas, donde apenas se le podía sacar más provecho. Del Barça se fue a Italia y todavía tuvo, antes de retirarse, otro paso sin pena ni gloria por el Bilbao Basket.
Ioannis Bourousis (2006)
Un ilustre cuya carrera no será recordada, precisamente, por su paso por el Barça. Bourousis llegó al club en los playoffs 2006 y jugó solo tres partidos, en los que disputó 11 minutos y metió una canasta. Después tuvo tres etapas más en España: Real Madrid, Baskonia y Gran Canaria. COn el equipo blanco ganó la Liga y dos Copas, y con el Baskonia fue MVP de la ACB en 2016. A nivel de selecciones, sumó un oro y un bronce continentales con Grecia (2005 y 2009).
Mario Kasun (2006-08)
Un pívot tremendo de 2,16, el croata nunca tuvo suerte en su carrera y se quedó muy lejos de lo que podía haber sido: problemas burocráticos con la Federación croata cuando dio el salto a Gonzaga, problemas en la NBA con Orlando Magic: apenas 2,7 puntos y 2,1 rebotes entre 2004 y 2006. Entonces, con 26 años, firmó por tres temporadas con el Barça, pero solo jugó dos antes de acordar la rescisión con el club. No tuvo suerte: fisura en el peroné el primer año, arritmia cariaca en el segundo. Al final, 68 partidos con solo 6,6 puntos y 2,8 rebotes.
Alex Acker (2007-08)
Un escolta nacido en Compton y que se coló en la NBA por el puesto 60 del draft de 2005. Después de una temporada en los Pistons, tuvo un buen paso por el Olympiacos y en el verano de 2007 muchos grandes de Europa pujaron por él. Se lo llevó el Barça, que buscaba un nuevo referente interior porque Juan Carlos Navarro se acababa de ir a la NBA. Acker llegó con esa presión… y con un problema de rodilla que puso en jaque su fichaje y retrasó su debut. Tuvo momentos brillantes, pero su rendimiento fue irregular: 7,8 puntos con un 45% en triples. En la final de la ACB, el Barça se llevó un 3-0 del Baskonia, Acker sumó solo 10 puntos entre los tres partidos y el equipo azulgrana no ejecutó la opción de segunda temporada de la que disponía. Además, Navarro decidió regresar después de un único año en EE UU.
Gary Neal (2008)
El Barça fichó a este combo guard iniciada la temporada 2007-08. Llegaba desde el Pinar Karsiyaka turco, donde se estaba haciendo un nombre en Europa. Sin embargo, no hizo migas con Dusko Ivanovic y tan solo disputó como azulgrana 20 partidos, con 9 minutos en pista por noche y 3 puntos de media. Después le fue mejor en Unicaja (12,6 puntos) y sobre todo en la NBA: Gregg Popovich sacó lo mejor de él con los Spurs. En las Finales de 2013 (4-3 para los Heat) jugó más de 24 minutos de media con 9,4 puntos y un brillante 46% en triples. Cinco años después de no cuajar en el Barça.
Andre Barrett (2008-09)
Un base de apenas 1,75 que se curtió en el Bronx y brilló en Seton Hall. Por su escasa estatura no fue drafteado en 2004, pero gracias a su talento y su desparpajo, alternó contratos en la NBA durante cuatro años. Después pasó por el Barça con más pena que gloria y con un contrato que se rescindió antes de tiempo. Promedió solo 3,6 puntos y 1,3 asistencias en 26 partidos. No llegó a adaptarse bien, y perdió el sitio en la rotación de Xavi Pascual, con dos bases por delante de él: Jaka Lakovic y Víctor Sada. En playoffs solo jugó 8 minutos (el Barça ganó la Liga) y después rechazó una oferta del Baskonia para seguir en la ACB.
Chuck Eidson (2011-12)
Uno de los aleros más completos y finos de Europa durante sus años en Rytas (MVP y campeón de la Eurocup) y Maccabi (2007-2011), Chuck Eidson, un 2,03 que hacía de todo en pista, llegó al Barcelona en el verano de 2011. Firmó un contrato de dos años y solo cumplió uno: en 2012 se marchó al UNICS Kazan después de un curso marcado por la irregularidad, la falta de química en casi todos los niveles y una lesión de rodilla en la final de Copa contra el Real Madrid.
Kosta Perovic (2010-12)
Un 2,18 que debería haber sido un pívot dominador y no lo fue. Después de brillar con el Partizán y promediar con 22 años 15,2 de valoración en la Euroliga, se fue a los Warriors (2007-08), no tuvo oportunidades y regresó a Europa. En el Valencia jugó dos buenas temporadas y fichó en 2010 por el Barça, donde no dio el nivel. Después de dos años, el equipo azulgrana no ejecutó su opción para el tercer año y el serbio de origen croata se fue a Unicaja, donde tampoco echó raíces. En su segundo año en Valencia promedió en ACB 8,6 puntos y 5,6 rebotes. De ahí, a 4,6 y 2,3 en su estreno como azulgrana.
Carlos Alberto Arroyo (2015-16)
El base puertorriqueño, un talento NBA, llegó al Barcelona ya con 35 años, en lugar de Marcelinho Huertas y para hacer pareja de bases con Tomas Satoransky. Apenas promedió 5,5 puntos y 2,5 asistencias como azulgrana, tuvo problemas con las lesiones y llegó a criticar ante los medios a Xavi Pascual cuando sus minutos y su relevancia en el equipo empezaron a disminuir a medida que avanzaba una temporada en la que quedó claro que Arroyo (que había estado en el Baskonia en 2002) llegó tarde a un equipo de la exigencia del Barcelona. Después, regresó a su país y finalmente se retiró en 2019.
Kévin Séraphin (2017-19)
Un 2,08 de 120 kilos, Seraphin lo tenía todo para ser dominante en las zonas europeas cuando decidió regresar al Viejo Continente después de siete años en la NBA (fue número 17 del draft en 2010). El pívot francés era una de las grandes esperanzas del Barcelona, que se hizo con sus servicios, pero los problemas físicos le lastraron durante sus dos años en el club azulgrana, los últimos de su carrera profesional. Machacado por las lesiones en las rodillas, anunció su retirada en octubre de 2020, con solo 30 años. Su cuerpo no aguantó el ritmo competitivo y no le permitió triunfar en Barcelona.
