Shaquille O’Neal. 28.596 puntos
Para muchos, el mejor pívot de la historia o, por lo menos, el prototipo para esa posición en la cancha. Los Magic le eligieron, pasó a los Lakers con un traspaso de récord, salió por patas rumbo a los Heat, y, en el ocaso de su carrera, buscó sitio en los Celtics, los Suns o los Cavaliers de LeBron James. Se sobrepuso a un muy mal porcentaje, y también un estigma que tuvo nombre (‘hack-a-Shaq’, cuando los otros equipos le hacían falta a propósito para mandarle a la personal), en los tiros libres: únicamente metió el 52,7% de los lanzamientos que valían un punto. Y lo compensó sin triples. No tenía tacto con el balón, pero sí un cuerpo hecho para el pecado en la zona y habilidad para leer el juego. Fue líder anotador en tres temporadas de la NBA (1994/95, 1998/99, 1999/00) y en el lustro de dominio con los Lakers, del que sacó tres de sus cuatro Anillos, fue el que mejor PER -ratio de eficiencia de un jugador- tuvo en toda la NBA. 11.329 tiros de dos anotados como sustento de su gran marca.