Un reencuentro peligroso

En parte por aquello de que las desgracias nunca vienen solas, un día después de su fea derrota en Bilbao, con las comentadas palabras de Mario Hezonja en el descanso (“este año vamos a tener que sudar muchísimo…”), el Real Madrid supo que no podrá contar con Facundo Campazzo para su partido de la tercera jornada de la Euroliga, esta tarde en Vitoria.

El juez de apelación de la Euroliga ratificó la sanción de un partido para el base argentino, que se enfrentó a los árbitros en la recta final del duelo de la primera jornada en Múnich. El castigo había quedado en suspenso tras el recurso presentado por el Real Madrid, y por eso Campazzo sí jugó, la semana pasada, contra el Partizán.

Si Campazzo cumplirá sanción por lo que pasó contra el Bayern, Andrés Feliz está fuera de las pistas para un mínimo de unas cinco o seis semanas por la rotura de la fascia plantar que sufrió contra el Partizán. Un percance por partido en Europa… y los dos bases puros del equipo fuera para un choque de alto voltaje en el Buesa Arena. Uno en el que el Madrid y Pablo Laso se volverán a encontrar, como ya sucedió el curso pasado cuando el vitoriano entrenaba al Bayern (dos victorias claras para los blancos). Esta vez, ninguno está para muchas fiestas: Madrid y Baskonia llevan un camino por ahora idéntico… y decepcionante: 1-2 en Liga, 1-1 en Euroliga.

La semana se puede atragantar mucho al que pierda hoy. Como es la primera con jornada doble de Euroliga, no hay tregua. El Real Madrid recibe el jueves en su pista al campeón, el poderoso Panathinaikos; Y El Baskonia visita el viernes al ASVEL. El factor cancha puede ser importante: el Baskonia ha ganado en su pista, con apuros, al Partizán y al Murcia. El Madrid es un visitante por ahora negado. Ha perdido en sus tres salidas (La Coruña, Múnich, Bilbao).

La temporada pasada, el equipo de Chus Mateo no perdió su segundo partido en Liga hasta el 14 de enero, cuando apilaba ya dieciséis victorias en diecisiete partidos de la competición doméstica. Ahora lleva cuatro derrotas ya en siete partidos oficiales (dos de Supercopa, dos de Euroliga y tres de Liga). Algo impropio de un equipo con serios problemas de identidad… y de dirección y, tal vez, profundidad. Lo primero, y esto entronca con las quejas de Hezonja en Bilbao, tiene que ver con el encaje de los nuevos fichajes (Ibaka, Garuba, Rathan-Mayes y el ahora lesionado Feliz) y con los problemas físicos que están impidiendo que algunos (Ibaka, Garuba…) tengan continuidad; Y, seguramente, también con la salida de varios pesos pesados del vestuario (Rudy, Sergio Rodríguez, Causeur, Poirier…).

Lo de la dirección es un tema delicado. Sin Feliz, no se trata solo de qué pasa si, como hoy, tampoco está Campazzo. Es una cuestión también de que el de Córdoba (33 años) no acumule demasiados minutos y llegue sin frescura al tramo decisivo de la temporada. Una situación que también hay que mirar con cuidado en los casos de Tavares, Deck… El debate vira hacia el mercado y la necesidad de fichar, ya sea un ala-pívot para cubrir la salida de Yabusele o un base que pueda rendir ya, hasta que vuelva feliz.

Así, herido y con dudas, llega el Madrid a Vitoria para enfrentarse a un Baskonia que tampoco ha brillado en el inicio de la era Laso, que trata de recuperar la mejor versión de Markus Howard y que, al menos, viene con el chispazo de adrenalina que le dio la victoria muy ajustada contra el UCAM y las buenas sensaciones de Moneke, Sedekersis o un Donta Hall que jugó un partido majestuoso (45 de valoración). Lo que está claro es que un duelo clásico del baloncesto español viene con un extra de picante que va más allá de un reencuentro con Laso que es, esta vez, muy peligroso para el Real Madrid.

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