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EUROCUP | FINAL

Gran Canaria sueña despierta: campeones de Europa

El equipo de Lakovic pone el broche de oro a su imperial curso europeo y jugará, además, la Euroliga la temporada que viene. Shurna, MVP.

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Gran Canaria sueña despierta: campeones de Europa
Eurocup

Si la vida es sueño, que nadie despierte esta noche a Gran Canaria. Toda la vida luchando por un sueño, que esta noche es doble: primer título europeo y segunda participación en la Euroliga. El apretado 71-67 final hace toda la justicia del mundo a la imperial trayectoria continental del equipo de Lakovic, que se ganó a pulso gozarse una fiesta como la de hoy. Quien se acueste antes del alba, multa al canto. Savané, mantén la atención.

El de esta noche fue el partido soñado por toda una Isla en auxilio de su equipo de baloncesto. Un anhelo continuado, una epopeya bíblica, tantas ilusiones puestas, tantos sueños unidos en uno solo de tantas y tantos canarionas y canariones. “Chacho, ¡que el Granca es campeón!”. Imposible imaginar un escenario mejor. Título de Eurocup al zurrón y con 9.869 espectadores reventando tu pabellón. Una noche para no olvidar. Un tatuaje perpetuo con una fecha, el 3 de mayo de 2023, que jamás se borrará de la memoria colectiva de Gran Canaria, hermoso rincón atlántico que, la temporada que viene, volverá a estar presente en los mejores pabellones de Europa. Que empiece el desfile también por casa.

En el primer cuarto se jugó, por parte de ambos equipos, un baloncesto precioso. Cualquiera diría que Granca y Turk Telekom se jugaban un 2x1 que bien vale toda una vida deportiva, acaso sin rastro alguno de la presión que conlleva competir por un título continental que te regala otro trofeo, cuanto menos, igual de importante: jugar la próxima Euroliga. Con un Arena a reventar, la hueste de Lakovic se mimetizó tanto con el ambiente que comenzó a lo grande: triples de Brussino y cinco puntos seguidos de Slaughter, 12 sin fallo en el primer periodo, ponerse rápidamente 8-2.

Se puso contestón el Telekom, que devolvió todos los golpes en un solo con forma de parcial de 0-8 y su primera y única ventaja del partido: 9-10. Con las fuerzas equilibradas y los ánimos templados, Albicy se sacó otros cinco puntos de la chistera, por supuesto del tirón, para darle aire a los suyos 17-12. Hasta el final del primer cuarto se vivió desde entonces un continuo toma y daca en ambas canastas, lo que se tradujo en un llamativo 29-23 tras esos 10 minutos iniciales de partido.

Este obligatorio receso no le pudo sentar mejor al Granca, especialmente a Shurna. Desaparecido en el primer acto, el interior norteamericano entraba en trance para, con 11 puntos consecutivos, comandar el parcial de 15-1 con el que su equipo mandaba a la lona al azorado Turk Telekom, que no anotó su primera canasta en juego del segundo cuarto, un triple de Bouteille, hasta que quedaban 3:12 para el descanso: 46-27.

El ex jugador de Bilbao y Unicaja despertó a los suyos con otro triple más, logrando así la formación otomana un 0-8 a su favor, 46-32, que obligó a Lakovic a parar el duelo mediante el tiempo muerto de rigor. Si a esto se le pudo llamar reacción, hasta ahí llegó la intentona turca. El Granca le dejó las cosas claras al descanso: 50-33. O eso parecía.

Ni que fuera un calco del inicio del duelo, Brussino se cascó otro triple, el tercero de su cuenta, para mover el marcador nada más iniciarse la segunda parte. Parecían otra vez vencidos los jugadores de Erden Cam, mas de nuevo intentaron resurgir de lo que parecían cenizas. Así, un arranque de furia de Jones y Grant animó un poco el cotarro, con aquel 55-43 que obligó al Gran Canaria a resetearse antes de que apareciera, que apareció y de qué manera, el miedo a perder un partido que, minutos antes, estaba absolutamente controlado.

Vaya que si se reseteó el equipo amarillo, pero en cada ataque. Para mal, claro. Lo que antes era fuego en las muñecas y mucho hielo en la cabeza era ahora justo lo contrario. El Turk Telekom se lanzó al cuello de su rival en cuanto olió su última oportunidad de morder. Mucho resultado le dio, tanto que se acabó el tercer parcial con la remontada al acecho: 61-55. En medio, los locales tenían ya con cuatro faltas a Balcerowski y Diop, una vía de agua importante en el equipo de Lakovic una vez el partido se había vuelto tan físico, lejos ya de la fluidez ofensiva del primer tiempo. Los árbitros tampoco pasaban una.

De hecho, cada ataque empezó a convertirse en una tortura para ambos equipos, acaso una guerra de la que salía vencedor, de momento, el Gran Canaria, aunque las caras de sus jugadores reflejaban la tensión propia de quien empieza a tener miedo. Su rival ya nada tenía que perder, así que ni tan mal le iba. De hecho, con su efectivo pico y pala se metieron de nuevo en el partido, como confirmó un triple de Yagmur y la posterior canasta de Grant para el 64-62. Encima, posesión para empatar o ponerse por encima, finalmente desperdiciada. Por entonces, a falta de cinco minutos para el final, los locales apenas sumaban 14 puntos en toda la segunda parte, en contraposición de los 50 de la primera.

La tragedia se mascaba en el Gran Canaria Arena hasta que Shurna, quién si no, se cascó un triple que tuvo un efecto tan detonador como balsámico para todo aquel que quisiera la victoria amarilla. Con un minuto por delante y 69-64 en el marcador, un castañazo de Bouteille desde el triple le dio todavía más emoción al duelo, 71-67 a falta de apenas cuatro segundos que Albicy, vestido de héroe con capa amarilla, como el MVP Shurna, se encargó de mantener a buen recaudo.

No hubo tiempo para más. Y así, pasando por todos los estados anímicos posibles, el Gran Canaria se alzó coloso con su primer título europeo, una Eurocup que, al menos el curso que viene, se le quedará pequeña. Hay imágenes que no se olvidan nunca, escenarios que perviven para siempre en la memoria colectiva. Si hay que soñar, que sea mucho y en amarillo. Si hay que dormir, permitámonos el lujo de que hoy sea poquito. Con este celestial 2x1, un happy hour en toda regla de Eurocup y Euroliga que solo da resaca de felicidad. El We are the Champions fue la última canción. Como en las grandes fiestas. Aquella que, como la de hoy, jamás se olvidará en esta tierra. Siempre, Granca. Una lección de baloncesto. Una lección de vida. Gracias, pelota naranja.