El Bilbao Basket asume su inferioridad ante el Breogán
Primera derrota de los ‘hombres de negro (80-60), que llegaban en cuadro ante un equipo con 13 jugadores y que mira a la Champions
El amistoso del Pazo Universitario fue interesante para uno y casi una pérdida de tiempo para el otro. El Breogán al fin jugó contra alguien que no es el Oporto. A la misma hora en la que Hollatz empujaba, bueno es un decir porque solo actuó 20 segundos, a Alemania a cuartos del Eurobasket ante Montenegro, su equipo en España se daba un paseo por Lugo para llenar la mochila de moral. Mrsic tiene muy avanzada la pretemporada porque el 21 se juega el primer paso para acceder a la Champions, en el Pionir, ante el Meridian. Su equipo está más rodado. Ahora piensa ya en las semifinales de la Copa Galicia el jueves ante el COB y la final del día 17. Tras el baño y masaje ante el Oporto en doble cita, otra alfombra hacia una paliza: 20 puntos de diferencia. Por el contrario, no se puede decir que la tarde fuera muy provechosa para el Bilbao Basket, que viajó ayer y se ejercitó en el Pazo y posiblemente ese trabajo le aportó más luz a Ponsarnau que este bolo veraniego.
Porque las bajas de Hakanson, Radicevic, Goudelock, Rigo y Sulejmanovic dejaban al plantel en los huesos, una esquelética formación cogida con alfileres, desnuda en el perímetro ante una multitud lucense de 13 jugadores, a la que le falta a Hollatz. Quitando a Kasibabu, las rotaciones en el bando celeste son continuas y el ritmo no decae. Tenía muchos más recursos. Lo que sí se celebra en Bilbao es que Betolaza, Barandalla, Elvis, Velasco y Asier Fernández), jugadores del EBA que cumplieron con nota, disfrutaran de un pulso ante un rival con sello ACB. Primera derrota de la pretemporada tras encadenar cuatro triunfos.
El Breogán tiene un problema: todo lo que haga esta temporada va a tender a compararse con lo inmediato, lo que hizo el año pasado. Y en ese proceso, siempre saldrá perdiendo esta plantilla, porque por allí hubo cuatro jugadores fabulosos, irrepetibles, uno de ellos, Musa, que acabó resultando pura fantasía. La plantilla va ajustándose y adquiriendo mecanismos. Está mucho mejor empastada que el Bilbao Basket, aunque aún se le ven lagunas. Mrsic salió de los tiempos muertos con presión a toda cancha para luego ajustarse a una zona 2-3, y quiso dar oportunidades a todos, incluido un Marc García que se llevó el MVP del torneo Xacobeo Basket Total, aunque podía haber recaído en algún otro, como Momirov, que encadenó triples para el último despegue local.
El amistoso fue un resumen de este tipo de citas de pretemporada: errores en el lanzamiento, imprecisiones en el pase y juego a rachas. Por cierto, un éxito la nueva norma de que el árbitro no tiene que tocar el balón en saques de banda y fondo en campo propio. Se agiliza el baloncesto. El inicio resultó patoso, con muchos problemas para anotar por ambos bandos. El Breo se demoró algo más de dos minutos y el Surne, tres y medio. Alonso volvió a oficiar de base ante la ausencia de personal en el timón vasco. Los lucenses intentaban correr tras rebote o pérdida, mientras que los bilbaínos no encontraban el ritmo adecuado. Luego, con circulaciones en estático, sí se mostraron más fluidos.
Marc García ejerció de estilete en el bando celeste. La diferencia iba ensanchándose y la cuestión era si la cortísima anotación de los ‘hombres de negro’ les permitiría alcanzar los 60 puntos. Kyser todavía está perdido y sus tiros abierto no son certeros. Y ante las bajas en el perímetro, Reyes y Rabaseda debían asumir mucho protagonismo, pero no lo hicieron: solo 11 tiros entre ambos y tres aciertos. Withey trató de sostener al Bilbao Basket por dentro, pero cada vez que hay juego físico se vuelve remiso. Francis Alonso fue el contrapunto anotador por fuera. La salida en el segundo tiempo fue más intensa y se pusieron a seis tras un 0-7: 42-36. Lograron ventajas desde el intento de penetración y sacaron faltas en desajustes defensivos del cuadro ‘lechero’. Ponsarnau seguía haciendo malabares con la rotación. Ahí Mrsic pidió tiempo muerto y llegó el vendaval definitivo, con tres triples y dos situaciones de 2+1, hasta el amplio 63-38 (21-2). La máxima diferencia fue un +25 (66-41). Sin contar con una estrella rutilante, en el Breo todos, menos un Kasibabu que apareció en un tramo casi anecdótico, tienen puntos en sus manos. Es un juego más coral que con el ‘Musa-sistema’. Una paliza en toda regla, aunque los vizcaínos mostraron orgullo antes de volver a casa con un 3-13 en unos instantes con buena actividad defensiva. Acabaron con cuatro del EBA. Lo principal es que nadie se lesionó. Ponsarnau reza para recuperar a gente y tener un grupo reconocible.
El preparador de Tàrrega puntuó el compromiso con una nota raspada: “El partido tuvo mucha exigencia física y mental, nos da información y detallitos. No podemos profundizar del todo porque nos faltan muchos jugadores. Una cosa que me está gustando es que el equipo mentalmente es fuerte, se animan. Pero además de esa fuerza mental tenemos que encontrar el baloncesto para dar con soluciones para que hoy no se hubiesen ido en el marcador y tener esa reacción; tenemos que dar estos pasos de solidez”.