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BALONCESTO

¿Qué fue de Walter Berry? El cañonero del Atleti Villalba de Gil

El estadounidense (1964, Nueva York) disputó solo una temporada en la ACB. Debutó con 52 puntos al Madrid y cerró con 33,4 tantos de media.

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Walter Berry, con el Atlético Villalba.
Walter Berry, con el Atlético Villalba.

Hay jugadores que con solo una temporada les basta para ser parte de la memoria colectiva. Uno de esos casos es Walter Berry (1964, Nueva York), cuyo paso fugaz por España aún se recuerda entre los aficionados del baloncesto español. No solo por su capacidad superlativa a la hora de hacer (muchísimos) puntos, sino también porque su única experiencia en la ACB fue en el Atlético Villalba, un proyecto que pintaba faraónico en manos de Jesús Gil y Gil y duró solo un año, hundido como un castillo de naipes.

El fallecido mandatario del Atlético de Madrid tenía un objetivo a finales de la década de los ochenta y principios de los noventa: rivalizar con los gigantes de la ACB como trataba de hacerlo con los del fútbol. Su primer intentó fue con los derechos federativos del CB Oviedo de Segunda (hoy LEB Oro), en 1989, dos años después de alzarse con la presidencia rojiblanca, y en el pabellón de Arganzuela, cerca del Vicente Calderón. El nuevo equipo no solo no ascendió a la élite, sino que bajó de categoría. Agua. Para el segundo, en 1990, Gil no se fue ni muy lejos ni a divisiones inferiores, fue directamente a Primera: fusionó el Atleti con el Club Baloncesto Collado Villalba, localidad a 40 minutos de Madrid, que había concluido 11º la Liga ACB.

El Atlético Villalba de Walter Berry.
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El Atlético Villalba de Walter Berry.

Ahí surgió el Atlético Villalba. Y ahí aterrizó Berry tras sus 205 partidos en la NBA con una media de 14,1 puntos entre Portland Trail Blazers, San Antonio Spurs, New Jersey Nets (actuales Brooklyn Nets) y Houston Rockets. La franquicia de Oregón le seleccionó en el puesto 14 de la primera ronda en 1986, año del aterrizaje de Fernando Martín en el equipo. Solo coincidieron siete partidos antes de que el ala-pívot fuera traspasado a Texas por el center Kevin Duckworth.

Su elección en el draft de 1986 no fue tan alta como se esperaba después de dominar en St. John’s, la universidad por excelencia de Nueva York, su casa. En su etapa académica acumuló tantos galardones como puntos (20,1 de media): premios Adolph Rupp y John R. Wooden, y Trofeo Oscar Robertson. Además de formar parte del primer equipo All American en 1986 y ser nombrado mejor jugador de la Big East Conference. Una ristra de menciones que no tuvieron recompensa en una noche de los novatos eternamente recordada por la repentina muerte de su número dos, Len Bias, por una sobredosis de cocaína 36 horas después de ser escogido por Boston Celtics. Arvydas Sabonis (24), Dennis Rodman (27) y Drazen Petrovic (60) fueron otros de los nombres pronunciados por el comisionado David Stern aquel día.

Su viaje por la Liga norteamericana acabó bajo la etiqueta de conflictivo y, como muchos otros, probó suerte en Europa, donde el baloncesto estaba aún a galaxias del estadounidense. Se convirtió en un auténtico mochilero. En 13 años estuvo en cinco países: cuatro en Italia, seis en Grecia y uno en España, Eslovenia y Venezuela. En Sudamérica cerró su carrera en los Panteras de Miranda a comienzos del siglo XXI.

La Lega italiana fue su primera parada en el Viejo Continente, con el Paini Napoli (más tarde llegarían el Cantú y el Aurora Basket); la siguiente, solo un año después, la capital de España para formar junto a Shelton Jones, otra exestrella de St. John’s, una pareja maravillosa… y costoso: según los rumores de la época Berry había firmado por 180 millones de las antiguas pesetas, mientras que su compañero, por 120. Eran los primeros años de la megalomanía de Gil. Ruiz Paz, Rementería, García Coll y Carlos Gil formaban parte de una plantilla dirigida por Clifford Luyk… hasta que en enero fue sustituido por Tim Shea.

Su exhibición ante el Madrid

Su estreno se hizo esperar por una lesión tres partidos… pero valió la pena. Derbi madrileño, ante el Real Madrid, y con Carl Herrera y Pep Cargol soportando una exhibición histórica: en la primera parte sumó un casi inmaculado 10 de 11 en tiros de campo y cerró con un 24 de 38 más un 4 de 6 desde la personal para 52 puntos. Añadió 15 rebotes (10 ofensivos) para 56 de valoración. A pesar de ello derrota: 99-107.

Era un asesino con un lanzamiento más que fiable desde los 4-5 metros, sin dificultad para elevarse por encima de sus pares para tirar y con una facilidad pasmosa para finalizar tras reverso. A eso se añadía una potencia física endiablada que intimidaba en defensa y le permitía correr a campo abierto como un león a la caza de su presa.

Un suma y sigue de habilidades que convertían a este zurdo en un unicornio y que hacían bastante justicia a las palabras de Ronnie Arrow, su entrenador universitario: “En cuanto a talento, no veo en Walter diferencia alguna con Hakeem Olajuwon o Michael Jordan. La única diferencia está en su intensidad”. Porque todos sus males, el hándicap que le alejó de la grandeza absoluta era su alergia al esfuerzo: “Si me vuelven a hacer correr dos millas más bajo el sol, me voy a casa”, recuerdan que dijo en una ocasión. Se decía que mientras que compañeros corrían, él solo tiraba a canasta.

Esto no le impidió acabar su única temporada española con 33,4 puntos y 11,7 rebotes para 36,9 de valoración media. Ni otros hombres grandes como Sabonis (34,2), Middleton (30,8) y Marc Gasol (27,8) superaron su prestación en créditos y solo Drazen Petrovic anotó en total más que él con 1.033 por los 1.003 del jugador de Harlem. Sus números esa campaña asustan: en 26 partidos anotó 30 o más tantos. Sus máximos se quedaron en 18 capturas, 6 tapones y 59 de valoración, guarismo que hizo en dos ocasiones. Solo dos veces bajo de los 20 de valoración. Tuvo 11 duelos con 40 o más y 4 de más de 50.

El vuelo Swiss Air

Exhibiciones partido sí y partido también que dieron un balance de 17-17 al Atleti, el billete para la Korac y unos playoffs por el título cuya barrera fueron los cuartos ante el Joventut de Lolo Sainz (2-0), a la postre campeones de Liga, tras superar al Valvi Girona (2-0) en octavos. La eliminatoria contra la Penya, además, fue su despedida de España al igual que la del proyecto Villalba. En verano, una moción de censura contra Gil acabó con los sueños del mandatario. En 1992, sin patrocinador y con una situación económica delicada, el Villalba vende su plaza ACB. Desparece de la élite del baloncesto español.

Su carrera prosigue por las canchas de Europa, donde gana dos Ligas griegas (PAOK y Olympiacos) y una Copa helena (PAOK) con MVP incluido. En Salónica se alza con la Korac y tiene una experiencia cercana a la muerte en 1998. El vuelo de Swiss Air que debía coger para trasladarse de Estados Unidos a Grecia vía Ginebra (Suiza) sufre un accidente por un incendio que sega la vida de 229 personas. Él debía haber sido la 230, pero pierde el vuelo y salva una vida que tras colgar las botas se centra en la construcción con empresas en Nueva Jersey y Georgia.