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BCL | 6ª JORNADA

El Bilbao Basket se despide de la Champions con derrota

El Pinar Karsiyaka se puso con 25 puntos de ventaja y levantó el pie del acelerador. Balvin va cogiendo ritmo, pero el equipo de Mumbrú sigue muy tocado de cara a la 'final' del Obradoiro.

Balvin, ante el Pinar
Balvin, ante el PinarBCL

El Bilbao Basket cerró su primera participación en la Champions con una derrota que estaba cantada desde que salió el lunes a las seis de la mañana de casa. La sensación se fue acentuando cuando llegó a Esmirna a las 21:00 horas tras la odisea de viaje. Y se ha concretado esta tarde en la pista del Pinar Karsiyaka, donde curiosamente nadie ocupa la grada, solo fotos de aficionados, pero en un pequeño sector se hacinaban unas cien personas.

El choque ante el Pinar no tuvo historia. Para pasar de fase, los ‘hombres de negro’ tenían que ganar por diez, levantando el ‘average’ de la ida, o por nueve siempre que anotaran más de 82 puntos, que son los que encajaron en Miribilla. Una cifra casi imposible de alcanzar con la depresión que le persigue al RETAbet desde hace semanas y el poco juego que tiene en sus manos.

La paliza estaba casi cantada y lo ideal era encontrar al menos focos positivos para levantar la moral de la tropa, de cara a la visita al Obradoiro del sábado, crucial para la permanencia. Balvin, por ejemplo, no tiene ritmo alguno, pero se ha visto una evolución ante el Pinar. Por el tema de los cupos, Zyskowski fue descartado y eso permitió a Reyes recuperar el papel de jugador importante que asume tiros y responsabilidad. Aprovechó la tarde. Y Kljajic ahora mismo da más seguridad llevando la batuta que un Rousselle extraviado. Con el partido ganado, el Karsiyaka hizo rotaciones porque su mente estaba ya en su liga y los vizcaínos pudieron maquillar el marcador. Los otomanos llegaban con ocho partidos seguidos ganados, desde el 21 noviembre solo habían caído ante Bamberg, en las dos ocasiones, y el intratable Efes, son segundo en su competición doméstica y llegaron a sorprender al Fenerbahçe.

Los bilbaínos cierran aquí una travesía agridulce, con dos pírricas victorias, ante el Fortitudo, cenicienta del grupo. Es un torneo bonito, con buenos equipos, pero su cabeza ya no se encuentra ahí, reside en la ACB. Se ilusionó con esta BCL, pero la pandemia lo cambió todo, incluyendo el formato. Además, le ha zarandeado la enfermería. Ha empleado a 18 jugadores en la Champions; el último, el joven canterano debutante en el torneo europeo Chacón, y ahí atrás tuvo preparado en esa competición a Del Val, aunque no llegó a actuar (sí lo hizo en ACB). Iker Chacón se ha convertido en el jugador más joven en debutar con la camiseta negra: 16 años, 8 meses y 22 días, superando el récord de precocidad de Thiago Splitter, que se estrenó con 16 años, 9 meses y 18 días. Esta temporada ya han dado el paso tres canteranos, los dos citados y Betolaza. El año pasado en la burbuja de La Fonteta se tiró de Ruiz.

Morgan, primero buscando en el triple para sacar de sitio a Balvin y luego a la media distancia, esa que parece olvidada, porque sus pares le flotaban, y M’Baye, atacando de cara para buscar la larga distancia o penetrar, fueron los grandes verdugos en Esmirna. También Taylor. Mucho más ritmo. Y triples. Jenkins metió dos canastones, pero le pasa como al resto, no tiene ninguna continuidad. Debería ser el líder del grupo, el que tire del carro, y no hay una línea recta que lleve a pensar que persiguiéndole, la salvación estará más cerca. Hay un problema defensivo y las ideas no son abundantes en ataque. Y luego están los parciales: 14-0 (34-21) y un 19-3 (39-14) esta vez. Eso lleva al naufragio. Los turcos se notaban mucho más estables emocionalmente y lo mismo un pívot robaba la bola y tiraba de lejos o corría que un base cogía un rebote suelto. Últimamente los cronistas que hacen el Bilbao Basket están más atentos al techo de ventaja de los rivales que a las delicias que aportan con el balón en la mano los chicos de Mumbrú. Esta vez el tope se fue a 25.

El equipo de Miribilla quiso abandonar por momentos ese aire derrotista, gran parte de los jugadores parecían estar conectados al partido. Pero de nuevo Rousselle, el que tiene que llevar las riendas, andaba desordenado, más pendiente del tendido que de los toros. Los otomanos interpretaron mejor las leyes que imperan en Europa. Sabían que se puede cargar con el hombro al entrar a canasta, o apartar con el brazo levemente. Mumbrú venía caliente del partido de Bamberg y le castigaron con técnica por protestar airadamente. Balvin tuvo un pique con Morgan y en un contraataque sacó la pierna desde el suelo y lo derribó. Antideportiva. Mucha impotencia. Las pérdidas, los rebotes ofensivos del Pinar y la forma de desproteger el balón arruinaron una tarde más las ganas de una imagen para la esperanza. Mal pinta la cosa. Santiago, el sábado, aclarará el panorama. Quien más quien menos recuerda aquella temporada en la que Europa incordiaba y se dejó de lado como esta vez para centrarse en la meta de la permanencia. Se llevó por delante al técnico (Duran) y el empadronamiento en la ACB.