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RETABET BILBAO BASKET

Hervelle: "Podré decir que estaba aquel día del triple de Herreros"

"Mis sentimientos siempre estarán con el Bilbao Basket, es como un matrimonio, sientes una adoración especial y verdadera para siempre", explica el pívot belga, que se retira. Considera que Reyes es el compañero y rival más duro que ha visto nunca.

Actualizado a
Hervelle, con Herreros.
JESUS RUBIODIARIO AS

Hervelle lo deja. El segundo extranjero con más partidos en la historia de la ACB tras Savané se retira a los 37 años y muchas guerras a sus espaldas. Debería tener su homenaje, por supuesto. Su último partido ya es historia. Ahora se quiere dedicar a la dirección deportiva. "Me ha costado tomar la decisión. El año pasado tenía claro que iba a ser el último, pero la COVID me cortó las alas. Tenía una temporada más, pero lo pensé por esta situación tan delicada y al final, cuelgo las botas". Así se expresa con su pausa habitual uno de los jugadores más intensos que han pisado las canchas de España.

Su sociedad con Mumbrú queda para la historia: cuatro años en el Madrid y elevando títulos y ocho en el Bilbao, llevándolo cerca de la cima y viéndolo en  el infierno. Doce en total. Y en gran parte de ellos se les unió Raúl López. "El año pasado jugamos la final de Copa (con el Charleroi) y al día siguiente nos confinaron. Entonces me planteé no acabar así, pero viendo todo lo que me ha dedicado la gente, la afición y mi familia, no es necesario, tengo todo lo que quería. Hasta aquí he llegado", resume en Radio Bilbao.

Un guerrero así no se fabrica todos los días. Entre todos los jugadores con los que se ha 'pegado' en su carrera y a la hora de elegir al compañero más duro, unifica la respuesta en uno: Felipe Reyes. "Cada lucha por el rebote con él era una guerra durísima". Ahora que el Hervelle baloncestista es pasado, es momento de reconocer por ejemplo que aquel tapón en La Casilla sobre Recker cuando la pelota bajaba era ilegal, aunque los árbitros lo dieron por válido y significó la derrota del Iurbentia por un punto: "¡Qué va!  Tapón válido, por eso nos fuimos corriendo al vestuario, porque no había duda!", se carcajea pícaramente.

Axel promete regresar a Bilbao de visita en cuanto la pandemia dé una tregua. "Moverme por allí, ir a la montaña, al mar, comer, estar con mi gente... eso no tiene precio, lo echo de menos", lanza con nostalgia. Eso sí, a la hora de quedarse con un partido de toda su carrera, se desvía hacia el Buesa Arena: "Podré decir que jugué aquel día del triple de Herreros, que estaba allí, fue un partido increíble".

Su resumen no se puede concentrar en números. Es más por sensaciones, la de un tipo que lo dio todo sobre la cancha cada jornada y, lo que es más importante, en las sesiones diarias. El propio Sito le nombró en Miribilla capitán de los entrenamientos. "En el Madrid disfruté del máximo nivel, una exigencia profesional altísima y mucha dureza de la prensa con todo lo que rodea al equipo. He crecido con gente como Álex (Mumbrú) y eso me hace sentir muy orgulloso. Los dos fuimos de la mano avanzando con el  Bilbao Basket, lo llevamos casi a ese nivel top del Madrid y luego pasamos malos momentos. El último año (el del descenso) fue horrible, mis sentimientos siempre estarán con el Bilbao Basket como club, es como un matrimonio, sientes una adoración especial y verdadera para siempre". Palabra de guerrero.