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ENTREVISTA AS | TYSON PÉREZ

"El primer día que me entrenó Scariolo me dio respeto"

Tyson Pérez (Santo Domingo, República Dominicana, 24 años) es una de las novedades del seleccionar español para esta Ventana de clasificación para el Eurobasket.

Tyson Pérez posa para AS durante la concentración de la Selección en Guadalajara.
JUAN AGUADODIARIO AS

¿Qué tal su primera experiencia con la Selección?

Muy bien. Contento de estar aquí y con mucha ilusión.

Que le entrene todo un campeón del Mundo y de la NBA debe intimidar un poco, ¿no?

No… Miento. El primer día que me entrenó Scariolo me dio respeto, pero ahora que lo conozco un poco mejor, que hemos hablado, me notó con más confianza, con más ganas incluso. Se me quitó el poco miedo que tenía.

Su carrera ha sido meteórica: en tres años de jugar en EBA a la Liga Endesa con el MoraBanc Andorra y a la Selección. ¿Cuál de las dos cosas le parecía más improbables cuando empezó?

Ambas. No me esperaba ninguna de las dos. Si me dicen hace tres años que iba a estar así, le diría que no, que imposible e impensable. No me lo esperaba yo ni nadie. Y era normal que la gente lo pensase. No era algo fácil.

¿Y qué le ha llevado hasta aquí?

Un poco de suerte. Está de por medio en prácticamente todo. Y luego el trabajo. El no parar de entrenar en ningún momento.

¿Tiene miedo de que todo le haya llegado tan rápido?

La verdad es que no. Tampoco he tenido mucho tiempo para pensar lo que pasa. Va todo bien. Me lo tomo con calma. Estoy enfocado en mi trabajo y poco más. Me centró en hacerlo lo mejor posible.

¿Fue mucho cambio llegar a los 9 años a Galicia desde la República Dominicana?

No. Fue fácil porque al final vine muy pequeño. A los dos meses de estar aquí ya tenía las costumbres gallegas, el acento…

¿Aprendió gallego?

Sí. Lo entiendo perfectamente y lo hablo un poco… aunque cada vez menos porque llevo ya cuatro años fuera de Galicia.

¿Qué es lo que más echa de menos de su país natal?

A mis abuelos. A la familia en general. Aquí estoy muy a gusto con mis hermanas y mi madre.

¿Y usted vuelve a la República Dominicana de vez en cuando?

Antes de empezar a jugar iba cada año, con mis hermanas y mi madre, pero desde que me centré en entrenar, en que no podía estar 10 días sin hacerlo, no me era posible. Pero espero ir pronto, porque llevó unos 10 años sin viajar allí. Tengo muchas ganas de ver a mi familia.

El tema del racismo en el deporte se ha puesto en el centro del debate. ¿Usted lo ha sentido?

Al principio, cuando llegué en el 2004, noté un poco. No lo he vivido nada exagerado. Creo que el aficionado al baloncesto es menos tóxico que el del fútbol.

¿Si no hubiera jugado al baloncesto que le habría gustado ser?

(Piensa). Pues no lo sé. Cuando llegué a España, me enganché al fútbol y quería ser futbolista. Como casi todos los niños. Fue mi primera opción, la que más me gustaba. No soy de ninguno equipo: me gusta ver buenos partidos y ya está. No tengo ningún favoritismo.

¿De qué jugaba?

Era portero. Era bastante flexible, saltaba… era bastante móvil.

¿En qué ha cambiado desde que empezó con el baloncesto?

En todo. Al principio, iba como un pollo sin cabeza porque no sabía nada: ni de normas ni de las reglas del baloncesto. De nada en general. Ahora tengo un poco más de experiencia y más o menos me defiendo.

¿A qué jugador le gustaría parecerse?

A nadie. Creo que soy un jugador diferente, que puede hacer muchas cosas. No me quiero centrar en nadie en particular

¿Un sueño para el futuro?

Simplemente jugar todos los años que pueda al baloncesto. No pido mucho (ríe).