"Es la victoria más feliz en temporada regular que he tenido". Con estas palabras y tras fundirse en un sentido abrazo con JaMychal Green, celebraba Marc Gasol el final de la pesadilla de los Grizzlies. 27 días después y con el despido de David Fizdale entre medias, volvieron a ganar un partido. La once derrotas consecutivas ya quedan atrás. Los Timberwolves tuvieron opciones hasta el final, pero Jimmy Butler erró sobre la bocina el triple que hubiera forzado la prórroga (95-92). Júbilo en Memphis. 

Los osos ganaron el partido haciendo gala de su seña de identidad de toda la vida (la defensa) al mismo tiempo que mostraron el camino a través del cual la franquicia quiere evolucionar: consiguieron 24 puntos al contraataque y/o en transición, el triple que su rival. Minnesota no pudo volcar su juego en Karl-Anthony Towns (muy bien vigilado por los interiores locales, que dejaron al domincano en 7 tantos y 2/6 en tiros), así que fue un gran Jimmy Butler quien capitalizó el peso en ataque. Un día después de lograr su tope anotador (33) con los lobos, el alero volvió a llegar a alcanzar la treintena. 

El propio Butler llegó a poner a los Wolves por delante (84-86) mediado el cuarto decisivo. Parecía que los Grizzlies estaban abocados a un final tantas veces victos últimamente. Pero los de Tennessee apelaron a su orgullo y a la pareja formada por Marc Gasol (21+7+5 y un tapón) y Tyreke Evans (16+5+9 y otros tres gorros) para sellar el triunfo en los minutos finales. 

Mike Conley, quien continúa de baja por una lesión en el tendón de Aquiles izquierdo, no pudo ser elocuente tras la victoria: "Gracias a Dios". La necesitaban en Memphis.