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QUIRANTE

"Me dejaba ver en el colegio, pero me iba rápido a la pista"

Alejandra Quirante es una de las referencias de un Estudiantes que juega este domingo en el Magata ante el Al Qázeres (12:30, Canal FEB).

Alejandra Quirante.
Emilio CobosDIARIO AS

Han pasado 478 días desde que el Movistar Estudiantes anunció el fichaje de Alejandra Quirante. Un año, tres meses y tres semanas desde que la base cogió las maletas de su Mallorca natal para aterrizar en la calle Serrano. Un lapso más que suficiente para que la balear haya robado el corazón a toda la afición estudiantil porque ella ya es parte del Ramiro. Esta canterana nacida a 639 kilómetros fue clave para que las women in black ascendieran la pasada temporada a una Liga Dia en la que el triunfo se muestra esquivo. Son siete partidos y siete derrotas. "No estamos exactamente tocadas, pero los resultados no acompañan y no es la situación más fácil para trabajar. Lo bueno es que tenemos muy buen rollo, estamos muy unidas. Sabemos que no podemos bajar la cabeza: hay que seguir con el trabajo, con alegría y dándolo todo porque seguro que llegará la victoria", dice Quirante que acabó hace dos jornadas ante el IDK Gipuzkoa tocada del hombro. Su participación este domingo en el polideportivo Antonio Magariños (12:30, Canal FEB) frente al Nissan Al Qázeres Extremadura está en duda. "Competimos en muchos partidos, pero a veces pecamos de la inexperiencia de la categoría. Es complicado, pero estamos en el camino".

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Emilio CobosDIARIO AS

La base respira baloncesto y alegría. Simpática y cercana, es casi imposible imaginarla sin un balón entre las manos. Sus pasos sobre un cancha comenzaron muy joven, aunque como con muchas niña, al principio, otros deportes rivalizaron sin éxito con la pelota naranja. "Me gusta mucho el básquet. A los cinco años comienzo. Pasa el tiempo y me encanta. Se me da bien y sigo con ello", comenta esta jugadora de 25 años y 167 centímetros antes de revelar entre risas: "Iba del colegió a la pista. De casa a la pista pasando muy rápido, muy rápido por el colegio. Me dejaba ver, pero me iba rápido". Esta internacional en categorías inferiores con la Selección cruzó su particular purgatoria antes de recibir la llamada del Estu. Fueron seis meses de parón, desilusionada por las lesiones ("no fueron fáciles: me he roto el cruzado y el hombro"), en las que estuvo cerca de tirar la toalla. Su familia ("siempre me ha apoyado, gracias a ella pude seguir adelante") y la llamada de la capital hicieron replantearse su futuro. "No sabía si dejarlo o no, pero en verano (de 2016) me llegó la oferta del Estudiantes y era algo a lo que no se podía decir que no", subraya.

Llegada al Estudiantes

"Mi vida es el baloncesto y aunque desconecto (en esos seis meses) al final el gusanillo me pica y, si encima, me llama un grande como el Estu... se me abrieron los ojos y dije 'Alejandra, si lo que realmente te gusta es el baloncesto, vete. No lo dudes", señala esta amante de la música, enganchada a la segunda temporada de Stranger Things. "Podría decir que me cambió la vida: estoy en un parón en el que me replanteo muchas cosas, un momento un poco bajo y llego aquí y me encuentro a gente que me lo pone todo muy fácil. Además, se respira baloncesto por todos los lados. Todo el mundo te apoya, pase lo que pase, y eso es fundamental".

Su llegada no fue solo bueno para ella. Impulsadas por Quirante, las colegiales cambiaron el rumbo. Se paso de pensar en mantenerse a luchar por el ascenso con un racha espectacular: 18 triunfos seguidos, una segunda vuelta impoluta, primeras sin error en el grupo de fase de ascenso y victoria para subir, en un duelo de infarto, ante el Cortegada. Su presentación en sociedad en la fase de León fue sublime con 23 puntos (7/8 en tiros de campo), dos rebotes, cuatro asistencias y nueve faltas recibidas para 36 de valoración frente al Alcobendas. Anotó 17 tantos en ocho minutos.

Mariana González y Silvia Domínguez

Calidad, entrega, cercanía con la grada y valores de patio de colegio integrados de serie. Cuatro cualidades que la permiten solicitar sin problemas la nacionalidad ramireña. "Para mí es un orgullo que se me considere así (como una canterana). Yo llegué aquí con toda mi ilusión y lo doy todo, y que la gente sea capaz de reconocer y valorar eso, me enorgullece", continúa 'Ale' que ha encontrado en Patricia Soler y Paula Ginzo grandes compañeras tanto en el vestuario como en casa, y en Mariana González, un espejo: "Es un referente a nivel de persona, de trabajo, de todo. Lleva aquí toda la vida y lo da todo desde el minuto uno hasta que acaba". Pero la capitana estudiantil no es el único reflejo que contempla. Alba Torrens y Gaby Ocete son un ejemplo. Al igual que una antigua de la casa como Silvia Domínguez. No podía ser de otra forma. "Es una jugadora que en cuanto a características es bastante similar a mí. Somos dos bases muy pequeñitas y ojalá pueda parecerme un poco a ella", declara.

Entrenadora de 3x3, su siguiente capítulo estará en las aulas universitarias para graduarse en nutrición. "Estoy con las pruebas de acceso. Dejé los estudios en bachillerato porque empecé en Liga 1. Me toca ponerme al día", comenta entre risas la 7 de Fito González, que esconde un gran secreto en uno de sus cuatro tatuajes y que como casi todos los isleños añora el mar: "Durante el parón, estuve en mi casa, y lo primero que hice fue darme un paseo cerca de él. Relaja mucho, es una sensación de paz", señala un jugadora ambiciosa, sin techo y con un corazón azul que no concibe otro escenario que alcanzar el primer triunfo del curso.