Seis minutos de apagón al comienzo de la segunda parte le costaron el debut a la anfitriona Rumanía. La República Checa, disminuida hasta el extremo por la baja de Jan Vesely, aprovechó el bloqueo para hacer el break definitivo del partido. Los checos se apoyaron en su única estrella. Tomas Satoransky, un físico privilegiado, estará obligado a jugar muchos minutos para conducir a la República Checa a octavos de final. Su partido fue un prodigio de baloncesto total: puntos, rebotes en las dos pinturas, transiciones y lectura del juego. 20 puntos, 13 rebotes y 6 asistencias. Un gran jugador de baloncesto. La República Checa acabó firmando un triunfo por 68-83.

Pese a no llenarse, se creó un ambiente cálido en el Polyvalent Hall de Cluj Napoca para el debut de un equipo sin talento. No hay nadie que pueda ni acercarse a aquel gigante, Muresan, que vio el partido desde el palco como embajador del evento. El ídolo local ahora es Moldoveanu. Sus puntos ayudaron a Rumanía a mantenerse en la carrera hasta el descanso, 38-40. Pero hay poco que rescatar en el equipo de Marcel Dan. Satoransky acabó encontrando un buen socio, Vojtech Hruban, para certificar una victoria que libera mucho a los checos antes de medirse a España con apenas 19 horas de descanso.