Este viernes, se volverá a abrir fuego. Seguramente, no irá a ninguna parte, pero tanto el danés como Pogacar no saben hacer otra cosa.
El Tour lo tiene bajo control y no tiene por qué arrancar cuando después hay una bajada antes de meta.
Algo hay que hacer con este tipo de etapas, o poner alguna dificultad. No hay necesidad de que sean tan largas.
El cajón está resuelto al 100% en cada posición. Y, además, en el orden que están, a no ser que ocurra una desgracia, caída o enfermedad.
Lo que se evidenció este sábado, además del dominio de Pogacar y el UAE, es que el danés no está recuperando como él esperaba.
Pogacar en el cuerpo a cuerpo no es tan superior a Vingegaard como podíamos creer antes del inicio del Tour.
A Girmay le sale todo, está con confianza. Él ya ha cumplido en la carrera y esa tranquilidad viene siempre bien.
La resistencia del danés tiene que empezar a preocupar tanto a Pogacar como al UAE.
La etapa de este miércoles no arrojará muchas diferencias entre los favoritos a la espera del fin de semana...
Aunque queda mucho Tour y Pogacar tiene ventaja, el esloveno ya sabe que Vingegaard se encuentra bien.
Los corredores buscarán coger la fuga en una etapa que tendrá un final con bastante movimiento. Será bonito para el espectador.
Pogacar, Evenepoel, Vingegaard y Roglic ocupan las primeras posiciones de la general en el Tour, muy abierto cuando termina su primera semana.
El equipo de Pogacar no estuvo muy fino. En una etapa así se puede perder el Tour.
Ni en el mano a mano ni en el duelo por equipos. El danés lo tiene muy difícil, pero no imposible. Ya ha consumado un milagro y podría llegar otro.
Pogacar y Vingegaard están por encima. De momento, la diferencia es más psicológica, pero en el Galibier se puede trasladar a la clasificación.
El danés demostró que está muy bien, quizás mejor de lo esperado después del tiempo que estuvo parado sin competir.
Hay que resaltar al francés y al equipo DSM por la valentía con la que han corrido. Eso hace a los veteranos todavía más grandes.
El esloveno es favorito por encima del resto por la caída que tuvo Vingegaard en la Itzulia. La condición del danés es una incógnita.
A Kuss sólo le pusieron contra las cuerdas sus propios compañeros. Si sus rivales no son Roglic y Vingegaard, creo que no hubiese ganado la Vuelta.
Se reunieron tras el Angliru, pero hay imágenes que valen más que mil palabras. Hablaran lo que hablaran, ayer quedó todo dicho.
El Jumbo controlará para Kuss. No daría buena imagen que atacasen al líder o que Roglic y Vingegaard se metiesen en una fuga.
Roglic tenía la victoria complicada, sobre todo después del día de Bejes. Y Kuss se entregó para él en el pasado Giro. En la vida también hay que ser agradecidos.
Si no gana Kuss es porque los otros no quieren. Lleva ocho segundos, pero la próxima etapa es dura y puede marcar más que la de Madrid.
Vingegaard arrancó prácticamente desde abajo. Lo que esté pasando ahí solo lo saben ellos y no es fácil para el director con buena mano.
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