Un cliente le regaló un décimo de lotería en 1999: acabó ganando millones de euros y un infierno que le llevó a la bancarrota

En marzo de 1999, la vida de Tonda Dickerson cambió para siempre gracias a un pequeño gesto de un desconocido. Esta camarera de un restaurante Waffle House de Grand Bay, Alabama, recibió una propina poco habitual de un cliente: no se trataba de ningún billete o moneda, sino de un boleto de lotería. Seis días después, cuando se anunciaron los resultados, la mujer descubrió que le acababan de tocar el premio gordo.

Aquel día Tonda ganó 10 millones de dólares (18 millones de euros ajustados a la inflación de aquel entonces), por lo que renunció a su trabajo y eligió la opción de percibir el dinero en pagas anuales de 375.000 dólares durante 30 años. No obstante, su alegría duró poco. Justo cuando había reclamado el premio, cuatro de sus compañeras de trabajo la demandaron, alegando que en el restaurante había un acuerdo verbal para compartir los billetes de lotería que recibieran como propina. Este caso acabó llegando a los tribunales, pero para alegría de Dickerson, la justicia determinó que ese pacto no tenía validez legal y terminó conservando todo el dinero.

El cliente que le había regalado la participación, Edward Seward, también quiso reclamar una parte del botín. Aseguró que los empleados del restaurante habían prometido comprarle una camioneta si les tocaba la lotería con alguno de sus boletos. No obstante, el tribunal volvió a fallar a favor de la camarera. La suerte seguía de su lado.

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Tonda vivió un auténtico infierno después de ganar la lotería

Con el paso del tiempo, la historia fue complicándose. Para reducir la carga fiscal sobre el premio, Tonda creó varias empresas familiares que le ayudaran a distribuir los ingresos. Pero en 2012, las autoridades fiscales determinaron que debía pagar impuestos extra. Aunque no tuvo que abonar el total, este revés financiero fue importante y sus fondos comenzaron a agotarse.

Aun así lo peor llegó cuando, poco después, su exmarido Stacy Martin, la secuestró a punta de pistola y la llevó hasta un embarcadero en el condado de Jackson. Tonda intentó sobrevivir a toda costa, llegando a arrebatarle el arma y dispararle en el pecho. Martin sobrevivió a sus heridas, pero este episodio marcó el inicio de la caída en desgracia de la antigua camarera.

Años más tarde, tras haber perdido la mayor parte del dinero entre pleitos legales e impuestos, Dickerson volvió a abrazar una vida mucho más humilde. Según reportaron los medios locales, acabó trabajando de crupier de póquer en el casino Gold Nugget de Biloxi, Mississipi. ¿Acaso no estamos ante una historia de cómo el dinero puede sacar lo peor de la humanidad?

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