Lotería de Navidad 2025

Si solo compras Lotería de Navidad y no juegas a más sorteos, la psicología dice que compartes estos rasgos comunes

El componente social, la tradición y la percepción emocional del riesgo explican por qué millones de personas solo participan en este sorteo.

Varias personas rellenan los bombos del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad 2025, en el Teatro Real, a 22 de diciembre de 2025, en Madrid (España). El Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad de 2025 consta de 198 series y cada serie tiene 100.000 billetes. El total de la emisión asciende a 3.960 millones de euros y se destina a premios (70% de la emisión) 2.772 millones de euros. Cada serie distribuye en premios 14 millones de euros y en total se reparten 30.301.920 premios durante un sorteo que tiene una duración aproximada de cuatro horas.
22 DICIEMBRE 2025
Eduardo Parra / Europa Press
22/12/2025
Eduardo Parra
Actualizado a

Cada mes de diciembre, millones de personas en España compran al menos un décimo de la Lotería de Navidad, aunque durante el resto del año no participen en ningún otro sorteo. Este comportamiento, lejos de ser una contradicción, tiene una explicación desde la psicología social y conductual, que identifica una serie de rasgos y motivaciones comunes entre quienes solo juegan en esta fecha concreta.

A diferencia de otros juegos de azar, la Lotería de Navidad no se percibe únicamente como una apuesta económica, sino como un acto social y cultural profundamente arraigado. La compra del décimo suele estar asociada a reuniones familiares, celebraciones laborales o tradiciones compartidas, lo que reduce la sensación de riesgo individual y refuerza la idea de participación colectiva.

La fuerza de la tradición

Uno de los factores clave es el efecto de pertenencia. Según explican especialistas en psicología, muchas personas compran Lotería de Navidad para evitar quedarse fuera del grupo. Compartir un número con compañeros de trabajo, amigos o familiares genera una presión social positiva, donde no participar puede provocar una sensación de exclusión o arrepentimiento anticipado si el número resulta premiado.

Este fenómeno se ve reforzado por la narrativa que rodea al sorteo: anuncios emotivos, historias de pueblos agraciados y la repetición anual de rituales que convierten la compra del décimo en un gesto casi simbólico. Para muchos jugadores ocasionales, no se trata tanto de ganar como de no romper una costumbre.

Desde el punto de vista psicológico, quienes solo juegan a la Lotería de Navidad suelen mostrar una aversión moderada al riesgo. Son personas que no se sienten cómodas con el juego frecuente, pero aceptan una participación puntual cuando el coste emocional y económico parece limitado. El precio del décimo se interpreta más como un gasto social asumible que como una inversión con expectativas reales de retorno.

Otro rasgo habitual es la ilusión de control compartida. Al jugar siempre el mismo número o uno ligado a una fecha significativa, se refuerza la sensación de que la elección tiene un componente personal, aunque objetivamente las probabilidades no cambien. Esta estrategia ayuda a justificar la participación sin entrar en dinámicas de juego habitual.

Además, la Lotería de Navidad se percibe como un sorteo “menos agresivo” que otros, debido a su reparto amplio de premios y a la idea de que “toca en muchos sitios”. Esta percepción reduce la sensación de pérdida y hace que el resultado, incluso sin premio, sea emocionalmente más aceptable.

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