Si a Juan Antonio Roca le tocó 80 veces la Lotería, a Carlos Fabra (78 años), expolítico y empresario español, presidente de la Diputación de Castellón desde 1995 al año 2011 y uno de los líderes del Partido Popular en la provincia de la Comunidad Valenciana, le tocó en siete ocasiones. Algo inédito.

Fue también presidente de la sociedad pública que gestiona el aeropuerto de Castellón hasta el 22 de marzo de 2013, fecha en la que dimitió, después de saber que se abriría juicio oral -y muy polémico- contra su persona.

En este sentido, fue procesado judicialmente por diversos delitos de tráfico de influencias, por cohecho y por cinco delitos fiscales, siendo condenado en noviembre de 2013 a cuatro años de cárcel en Aranjuez por defraudar 700.000 euros a Hacienda.

Hace aproximadamente dos años, declaró vivir de la prestación de jubilación y de la ayuda que le prestaban sus hijos (tiene cuatro). Tras subastar la Agencia Tributaria varias de sus propiedades (como un garaje en Ibiza, una casa en Culla o parcelas en la urbanización La Coma), se conoció la noticia de que se enfrenta a nuevos posibles delitos.

12 años más contra Fabra

En mayo de 2021, la Fiscalía Anticorrupción solicitó en su calificación provisional, un total de doce años contra el expresidente de la Diputación de Castellón, quien supuestamente ocultó su millonario patrimonio para no pagar cuando se sentenció la ejecución de su condena por delitos fiscales.

El ministerio público pedía para Fabra seis años por un presunto delito de insolvencia punible y frustración de condena, cinco por blanqueo de capitales y un año por cohecho, además de tres años de inhabilitación para cargo público. Y se muestra favorable a que se abra vista oral contra él y los demás acusados, entre estos su mujer y cinco empresarios.

Y dos de sus hijos, Borja y Claudia, a los que implicó Fabra “con la finalidad de ocultar su patrimonio ante la Administración Tributaria y ante la Administración de Justicia Carlos Fabra urdió y utilizó una amplia trama económica, financiera y contable contando para ello con la ayuda directa y habitual de su esposa y de sus hijos”.

‘Penuria económica’

“La aparente situación de penuria económica en la que aparece de Carlos Fabra es notablemente discorde con el manejo de grandes cantidades de dinero en efectivo que en el periodo comprendido entre 2007 y 2017 consta haber utilizado por un montante total de 2.696.994,73 de euros y con la intensa actividad bancaria por él organizada, con unos abonos bancarios brutos en conjunto superiores a los 26.000.000 de euros que a través de diversas operativas continuadas en el tiempo han impedido satisfacer la deuda pendiente de ejecución”, detalla el auto.

La familia Fabra pretendía evitar un posible embargo judicial por casi 920.000 euros que el político todavía tiene en deuda con la Agencia Tributaria, como consecuencia de la condena por delitos fiscales.

7 premios de Lotería

Entre los siete grandes premios que afirma que ha ganado en la Lotería suman un total de 2,2 millones de euros. Sucedió en poco más de una década, más concretamente, entre 2000 y 2011. El informe de la Fiscalía Anticorrupción detectó que entre los años 2000 y 2004 -periodo fiscal por el que se investiga a Fabra-, al presidente del PP castellonense y expresidente de la diputación le tocó, al menos en 4 ocasiones, la lotería de Navidad.

En el año 2000, según datos de la Organización Nacional de Loterías de España (ONLAE) Fabra ganó 112.909 euros en premios. En 2001, la suerte le otorgó 113.300 euros, según consta en el informe pericial de la Fiscalía. Una verdadera fortuna.

En 2002 ganó 29.400 euros en premios de la lotería de Navidad. En 2004 ganó 23.300 euros en el sorteo extraordinario. En 2008 le tocó un premio gordo de 2 millones de euros, y en 2010 y 2011 también recibió premios, pero las cantidades agraciadas no han trascendido.

Fabra se encuentra en libertad condicional desde abril de 2017 al haber cumplido tres cuartas partes de su condena. Hace menos de un mes, volvió al juzgado por delitos societarios con respecto a la adquisición de unos terrenos del campo de Golf la Coma de Borriol, gestionado por Golf del Mediterráneo S.A, por un precio presuntamente muy inferior al del mercado. El cuento de nunca acabar.