Una mujer da un giro radical de su vida hacia la agricultura y recibe críticas: “Me llamaban la ‘diva”
El auge de la reconversión profesional hacia oficios manuales y la vida en el campo transforma la vida de muchas personas, aunque no siempre es fácil.
El fenómeno de la reconversión profesional hacia oficios manuales y la vida en el campo está en aumento, especialmente entre personas que buscan una mayor conexión con la naturaleza y un ritmo de vida diferente al de las grandes ciudades. Sin embargo, este cambio de rumbo no siempre es bien recibido por quienes llevan años en estos sectores, generando resistencias y prejuicios que pueden dificultar la integración de los recién llegados.
Este es el caso de una mujer francesa que decidió abandonar su vida en la ciudad para dedicarse a la agricultura. Tras años de trabajo en un entorno urbano, su cambio de rumbo despertó escepticismo entre sus nuevos compañeros, quienes no tardaron en cuestionar su capacidad para desempeñar labores manuales. “Me llamaban ‘la diva’ porque me negaba a llenar hasta el borde las bolsas de escombros”, explica.
El desprecio con el que fue recibida revela las dificultades que todavía existen para quienes buscan hacer una transición hacia nuevos sectores. La adaptación al trabajo físico es un proceso que requiere tiempo, pero muchas veces se espera que los recién llegados desempeñen al mismo nivel que aquellos con años de experiencia. En su caso, además de la carga física del trabajo, la mujer tuvo que lidiar con comentarios despectivos y una actitud de desconfianza hacia su capacidad de adaptación y de trabajo.
Además, este tipo de experiencias pone de manifiesto las dificultades que enfrentan las mujeres al incursionar en sectores manuales. A pesar de su creciente presencia, aún persisten prejuicios y estereotipos que cuestionan su capacidad y resistencia en trabajos físicamente exigentes. La falta de referentes femeninos y el escaso reconocimiento histórico de su labor en el campo agravan la situación, haciendo que su integración sea más compleja.
Es cierto que emprender en el sector agrícola o artesanal implica una transformación, no solo profesional, para aquellos acostumbrados a otro tipo de jornadas laborales. Quienes provienen de entornos urbanos o trabajos sedentarios a menudo subestiman el impacto que el esfuerzo manual puede tener en su cuerpo. Labrar la tierra, cargar materiales o trabajar largas horas de pie requiere una adaptación progresiva para evitar lesiones y el agotamiento extremo. Por ello, es fundamental que los nuevos emprendedores aprendan a cuidar su herramienta de trabajo más valiosa: su propio cuerpo. Al igual que cualquier otra herramienta, el cuerpo necesita mantenimiento, fortalecimiento y atención para sostener un negocio a largo plazo sin que el desgaste pase factura.
A pesar de las críticas, historias como esta también demuestran la resiliencia de quienes deciden reinventarse profesionalmente. Muchas personas logran consolidarse en su nueva vida demostrando que la pasión y el compromiso pueden ser tan importantes como la fuerza física. Además, su experiencia plantea la necesidad de repensar los entornos laborales en estos sectores, fomentando condiciones más inclusivas y equitativas que permitan a todos desempeñarse sin prejuicios ni discriminación.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí
Rellene su nombre y apellidos para comentar
Tu opinión se publicará con nombres y apellidos