Una jubilada estadounidense se muda a España y señala una gran diferencia: “La mejor decisión de mi vida”
Una profesora ya retirada cambia su país por la Costa del Sol y relata que son todo ventajas: el coste de vida, la cultura, el clima político...
A los 68 años, Patti Addington, profesora jubilada de Indian River, Florida, tomó una decisión que cambiaría por completo su vida: mudarse a España. Lo que comenzó como una experiencia espiritual en 2018, cuando recorrió el Camino de Santiago, terminó convirtiéndose en un nuevo capítulo lleno de bienestar, ahorro y descubrimiento personal. “Regresé de España sin ganas de irme y empecé a pensar en cómo, dónde y cuándo podría mudarme”, recuerda en el medio International Living.
Dicho y hecho. En 2021, Patti se instaló en Torremolinos (Málaga), en la Costa del Sol, en un apartamento de dos habitaciones con balcón y vistas al Mediterráneo. “Las vistas desde mi balcón son las mejores que he visto. ¡Tengo vistas al mar!”, afirma con entusiasmo. Cada mañana su rutina comienza con una taza de café frente al azul del mar, gaviotas sobrevolando, palmeras meciéndose y barcos cruzando el horizonte. “Todos los días miro por la ventana o me siento en el balcón y me siento transportada a un mundo de mar azul, gaviotas en el aire, palmeras, barcos, paseos marítimos y exuberante vegetación”.
Diferencia en los gastos y suministros básicos
La decisión de mudarse no fue solo emocional, sino también económica. En Estados Unidos, Patti pagaba 1.500 dólares mensuales de alquiler (casi 1.300 euros), más otros 350 dólares (unos 300 euros) en servicios básicos como electricidad, agua, teléfono, televisión e internet. En Torremolinos, su gasto mensual se redujo drásticamente: 860 euros de alquiler, 74 euros por internet, móvil y televisión, 18 euros de gas y una factura eléctrica que representa apenas un tercio de lo que pagaba en Florida. “Incluso el seguro médico cuesta casi 1.000 dólares menos (unos 850 euros)”, señala. Diferencias económicas más que evidentes.
Pero más allá de los números, lo que realmente ha marcado la diferencia es la calidad de vida. Patti ha adoptado una rutina activa y social. Camina diariamente por el paseo marítimo, asiste a clases de español, recibe visitas de amigos estadounidenses y participa en programas de voluntariado. Además, ha viajado por toda España: Madrid, Barcelona, Valencia, Jerez y numerosos pueblos costeros. “Quería viajar y empezaba a extrañar España y su cultura. Me cautivó y decidí mudarme a la Costa del Sol”, explica.
La cercanía de los servicios también ha sido clave en su adaptación. “Solo tengo que caminar un poco para darme un chapuzón en una de las dos piscinas olímpicas o ir al gimnasio a hacer ejercicio”, comenta. Y entre los pequeños placeres que ahora puede permitirse están los masajes y tratamientos de spa, que en España cuestan menos de 100 euros, algo que en Estados Unidos era un lujo ocasional.
Ambiente social, amabilidad, seguridad...
Uno de los aspectos que más valora Patti es el ambiente social. “La comida es más barata. La ropa es más barata. El entretenimiento es más barato. Incluso las flores para la casa son más baratas. Una buena botella de vino no me deja en la ruina”, dice. Pero lo que realmente la cautiva es la forma en que fue recibida. “La amabilidad de la gente, el ambiente familiar que observa en las calles y la sensación de seguridad” son, según ella, los pilares de su nueva vida.
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“El lugar donde vivía ya no me hacía feliz, y el clima político en Estados Unidos me entristecía mucho”, confiesa. Hoy, en España, se siente renovada. “La mejor decisión de mi vida”, zanja.
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