Una familia abandona su casa de dos plantas por una caravana de 40 m²: “Nos dijeron que 250.000 € serían suficientes”

En cuanto surgió la oportunidad de comprar la casa que siempre habían querido, Dany Van Hecke y Steve Pauwels no se lo pensaron ni un segundo: vendieron su vivienda recién renovada y se lanzaron a por esta. Sin embargo, el sueño de la pareja se torció cuando descubrieron que la reforma costaría mucho más de lo que les habían asegurado.

El nuevo inmueble era una casa de los años sesenta ubicada en Stabroek (Bélgica) y rodeada de naturaleza, por lo que le hacía falta un buen lavado de cara. A pesar de que les habían prometido que 250.000 euros serían suficientes, los presupuestos reales se dispararon hasta una horquilla entre 350.000 y 450.000 euros. No fueron capaces de asumir semejante gasto, por lo que al verse sin un duro como para irse de alquiler o pedir un crédito, buscaron una solución polémica: mudarse temporalmente a una caravana instalada en la propia parcela.

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¿Ha merecido la pena el esfuerzo?

Aunque pueda parecer poca cosa, este proceso supuso toda una odisea para la pareja. Después de esquivar varias estafas, terminaron adquiriendo un modelo antiguo, en buenas condiciones y doble acristalamiento, por unos 7.000€. Allí se instalaron con sus hijos, Hanne y Thijs, reduciendo sus pertenencias a lo puramente imprescindible. Lógicamente no fue fácil adaptarse a este nuevo entorno. Pasaron las primeras noches sin calefacción y envueltos en jerséis y bufandas, las tuberías se congelaban y algunos alimentos, como la crema de cacao, se ponían tan duros que debían calentarse para poder comerse. Aún así, lograron organizar el espacio con cajas y estanterías para aprovechar cada centímetro: la propia mesa del comedor servía a la vez para comer y para que los niños hicieran sus deberes del colegio.

Desgraciadamente, la mayor parte del tiempo lo pasaron dentro de la propia obra. Durante meses dedicaron casi todo su tiempo libre a demoler, limpiar y avanzar en la reforma de su nueva casa, ayudando a los obreros siempre que podían. La parte positiva de todo esto es que esto les permitió controlar todo desde cerca y resolver cualquier imprevisto al momento.

Ahora que la vivienda está casi lista para estrenarse, la familia reconoce que todos los esfuerzos merecieron la pena. La casa tiene un aspecto increíble y ya han conseguido vender la caravana, lo cual les permitió recuperar parte de la inversión. “Ha sido duro, pero también una experiencia única. Y nos ha permitido vivir por fin en el lugar que siempre habíamos imaginado”, concluye la pareja en declaraciones al medio HLN.

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