Una experta en microbiota desmonta el mito del omeprazol: “Hay un abuso brutal”
Asun González, bióloga de la Universidad de Salamanca, advierte que este fármaco no es un “protector” de estómago como muchos creen.
Es muy común escuchar que una persona se toma un omeprazol para no sentir molestias después de una comida muy copiosa. Un fármaco del que se suele abusar, especialmente durante los excesos navideños, ya que muchos creen que se trata de un “protector” de estómago. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Asun González, bióloga por la Universidad de Salamanca y experta en microbiota, desmonta el mito que salpica a este medicamento y que puede causar grandes problemas de salud.
Lo cierto es que el omeprazol no es un protector de ningún tipo y su uso prolongado provoca importantes alteraciones en la microbiota. Su verdadero nombre es inhibidor de la bomba de protones (IBP) y su función no es otra que reducir la secreción del ácido gástrico que producen las glándulas en el revestimiento del estómago llegando a favorecer el desarrollo de sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado, también conocido como SIBO, entre otras infecciones por clostridioides difficile.
Aumento de problemas estomacales
El abuso de este fármaco deriva en infecciones que, tal y como explica Asun González en su libro ‘¿Tu también tienes SIBO?’, se asocian a malformaciones en el feto, neumonía y otros problemas respiratorios y urinarios, reacciones alérgicas, desarrollo de celiaquía, problemas renales y cardiovasculares, mala absorción de B12 y otros nutrientes como hierro y magnesio. También favorece la demencia.
Esta experta en microbiota recomienda no tomar inhibidores de la bomba de protones: “No son protectores de nada, es un nombre sacado del marketing farmacéutico. Son más bien ‘estropeadores’ (...) En la actualidad hay un abuso brutal y es hora de ‘desprescribirlos’”. Lo aconsejable es prescindir del omeprazol a favor de probióticos, omega 3 o incluso curcumina, que ha demostrado ser antiinflamatoria y más eficaz.
En el caso de que un médico nos recete la ingesta de omeprazol por un contratiempo de salud -nunca como protector de estómago- deberá hacerse siguiendo religiosamente las indicaciones del profesional de la salud y nunca por un tiempo prolongado. Esta bióloga recomienda combinar el IBP con probióticos para prevenir alteraciones en la microbiota y, por supuesto, nunca automedicarse.
Efectos a corto y largo plazo
La utilización de omeprazol como “protector” gástrico o para reducir el reflujo puede traernos importantes efectos secundarios a corto plazo como dolor de cabeza o abdominal, estreñimiento o diarrea, gases y vómitos. Si hablamos a largo plazo, podría acarrear la pérdida de la capacidad de absorción, aumentar el riesgo de infecciones digestivas como el SIBO citado anteriormente, producir déficit de calcio, magnesio y vitamina B12.
El furor por el omeprazol está provocando que cada vez se diagnostiquen más alteraciones en el aparato digestivo. El sobrecrecimiento bacteriano en el intestino delgado (SIBO) es un desequilibrio en la microbiota intestinal, comúnmente conocida como flora, en el que aumenta de manera anormal el tipo de bacterias que habitualmente no se encuentran en esa parte del tubo digestivo. Provoca pérdida del apetito, intenso dolor abdominal, cólico de estómago, náuseas, hinchazón, sensación incómoda de saciedad después de cada comida, diarrea y malnutrición.
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