Una estadounidense se muda a España y se marcha del país dos años después por un motivo razonable: “No teníamos buena información”
Tras varias visitas a España decidió vender su casa en Estados Unidos y emprender una nueva aventura. El clima y los horarios, motivos de su decepción.


En el año 1995 Felipe González ultimaba sus días como presidente de España (que acabaría un año después), mientras que en Estados Unidos Bill Clinton iniciaba su mandato al frente de la Casa Blanca (que se extendería hasta el año 2001). También fue el año en que Cristina Martínez, estadounidense de origen cubano, viajó por primera vez a España. Quedó entonces prendada de país, por lo que viajó en otras ocasiones hasta que decidió mudarse en 2022.
“Queríamos estar en Europa y vivir el estilo de vida europeo. Sería un lugar encantador para vivir”, recuerda a CNN Travel. Pero lo que en su día fue un sueño terminó, si no en una pesadilla, sí en una decepción. “No pude adaptarme a su forma de vida. Es totalmente diferente al estilo de vida americano. Tenía expectativas muy altas y se desmoronaron por completo”, lamenta sobre su experiencia.
Atrás dejó su antigua casa en Fort Myers (Florida), que fue vendida para poner rumbo a España. Entonces, junto a su marido, solicitaron un visado no lucrativo (permite a los ciudadanos extracomunitarios vivir en España sin trabajar, demostrando que tienen dinero suficiente para mantenerse) y emprendieron su camino hacia una nueva vida en Santander. Pero su experiencia no fue como esperaban.
El problema del clima en el norte
Y eso que el primer año en España fue, asegura, “como una luna de miel. Estaba en esa etapa en la que pensaba ‘estamos en Europa, es lo que siempre habíamos querido. Este es un sueño hecho realidad’”. Pero al poco tiempo todo cambió. Y lo que un día se veía blanco, al otro era negro. El clima, alejado del sol y el calor de otros puntos de España como Andalucía, terminó haciendo mella en la moral de esta pareja estadounidense.
“Comencé a darme cuenta de que esto no era lo que habíamos imaginado. Queríamos estar aquí para siempre, pero la forma en que va el país y la forma en que hacen las cosas definitivamente no es a lo que estoy acostumbrada”. Cristina, como su pareja, no estaban preparados para la realidad de frío invierno del Cantábrico. Y más, viniendo de un estado cálido como es Florida. “No podía soportar seis o cinco meses de mal tiempo. Además, hay mucha humedad y viento. Y cuando todo eso se suma, es un invierno muy frío, sombrío y deprimente. No teníamos buena información”.
Las costumbres y la comida, otra decepción
Los horarios de tiendas y restaurantes también fue motivo de decepción para nuestra protagonista, que no llegaba a entender que la mayoría cerrase sus puertas durante varias horas tras la comida. “La otra cosa que realmente me molestó de ellos allí era su forma de vivir y su forma de hacer las cosas. Todos sus negocios y restaurantes, en su mayoría, cierran a las tres o cuatro de la tarde. Los bancos cierran a las dos y entonces no se puede hacer nada”.
Y termina con las comidas, lamentando que “no puedes ir a comer porque cierran a las cuatro y luego no vuelven a abrir lasta las ocho o nueve de la noche”.
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