Una auxiliar de farmacia evita un robo haciendo un ‘mataleón’ al ladrón durante 10 minutos

Carmen Sánchez, auxiliar de farmacia de 23 años, impidió por sus propios medios un robo en el establecimiento donde trabaja en Málaga, aplicando la técnica del ‘mataleón’ a un hombre de 1,80 metros de estatura y origen búlgaro

Los hechos ocurrieron a las 17:45 horas del pasado 11 de enero, cuando este varón entró al establecimiento farmacéutico con una actitud muy violenta, en el momento en que la joven llegaba a su puesto de trabajo ubicado en la Avenida Imperio Argentina de Málaga. Según se puede observar en el vídeo publicado en redes sociales, el hombre intentó colarse a la zona del mostrador después de que las trabajadoras de la farmacia insistiesen en que cesara sus comportamientos agresivos.

Fue en ese momento cuando Sánchez actuó con rapidez para inmovilizar al varón mediante la técnica conocida como ‘mataleón’, y evitar así que la situación se agravara. Una maniobra en defensa personal cuyo objetivo pasa por inmovilizar a otra persona sin causarle daños graves. Una técnica que, según recoge Telecinco, la joven aprendió durante sus clases de kick-boxing y defensa personal.

Técnica ejecutada en pocos pasos

Pese a que ambos acabaron en el suelo, finalmente la joven supo aguantar hasta que llegaron los agentes a detener al hombre. De hecho, no era la primera vez que protagonizó una escena de similares características, ya que, según informa la Cadena SER, el varón estaría implicado en el asalto a otras tres farmacias de la ciudad andaluza, así como una entidad bancaria malagueña.

En declaraciones a la emisora, explicó lo sucedido. “Mi compañera y yo no sabíamos qué quería exactamente porque no hablaba español”, dijo, al mismo tiempo que mencionó el momento en que comenzó a tirar medicamentos y otros productos dispensados por la farmacia. “No me lo llego a creer”, sostuvo cuando fue cuestionada acerca de las imágenes captadas por las cámaras de la farmacia.

Sobre el ‘mataleón’, la técnica comienza con la presión del antebrazo de una persona sobre una parte del cuello de otra. Acto seguido, el bíceps del brazo del ejecutor ejerce fuerza sobre la otra parte del cuello, lo que provoca una interrupción parcial del flujo sanguíneo por las arterias carótidas. Ejercer mucha fuerza en esta acción conlleva que la persona agredida pierda el conocimiento y, por ende, se debilite.