Sociedad

Un pastelero jubilado gana 800 euros de pensión tras 45 años cotizados: “Esto es trabajar para morir”

El sistema de jubilación refleja trayectorias laborales muy diferentes. Las condiciones económicas marcan el día a día de muchas personas mayores.

Un pastelero jubilado gana 800 euros de pensión tras 45 años cotizados: “Esto es trabajar para morir”
Jaime Esteban
Nació en Zamora en 2004. Es estudiante de Periodismo en la Universidad Complutense de Madrid y este es su primer trabajo en el mundo de la comunicación. Llega como becario a Diario AS en 2025, y es parte del equipo de AS América.
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Las pensiones en España muestran diferencias muy marcadas entre unos jubilados y otros. Así lo refleja un reportaje emitido en una temporada anterior del El Intermedio en La Sexta, en el que se analizaban distintos casos a partir de testimonios recogidos en barrios con realidades socioeconómicas muy distintas.

Uno de los entrevistados (residente en una zona acomodada) explicaba que percibía una pensión bruta de 2.200 euros mensuales. Según su relato, había trabajado como gerente de empresa y cotizado de manera continuada desde los 18 hasta los 65 años. Afirmaba que se trataba del importe máximo permitido y se mostraba conforme con la cantidad recibida.

La situación contrastaba con la de vecinos de barrios obreros. Un pastelero señalaba que tras 45 años cotizados, su pensión apenas alcanzaba los 800 euros. En otro caso, una mujer explicaba que ella y su marido subsistían con un único ingreso de 1.200 euros, correspondiente a la jubilación de él.

Desigualdad de ingresos

Entre los entrevistados también figuraba un profesor universitario catedrático de Psiquiatría, que pese a estar jubilado continuaba desarrollando actividad profesional y contaba además con una beca de la Organización Mundial de la Salud. Percibía la pensión máxima, aunque consideraba que debería ser superior.

En el lado opuesto, varios vecinos de barrios obreros denunciaban haber cotizado menos horas de las realmente trabajadas durante su vida laboral, una práctica que aceptaron por temor a perder su empleo.

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El reportaje también mostraba que en zonas acomodadas existían pensiones bajas, aunque en algunos casos se complementaban con otros ingresos. Una mujer indicaba que cobraba 700 euros, pero que su principal sustento procedía de la pensión de su marido en Estados Unidos.

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