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SOCIEDAD

Un hombre es condenado a más de un año de cárcel por poner la música muy alta

El acusado ponía, de forma reiterada, el música a un volumen excesivo durante cinco años. Los decibelios casi duplicaban lo permitido.

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Un hombre es condenado a más de un año de cárcel por poner la música muy alta
Pixabay

A todos nos puede pasar que, dejándonos llevar por el fluir de la música, pongamos el volumen ‘a toda pastilla’. Un hecho que, estando en casa y con vecinos en el edificio, puede pasar si ocurre de forma aislada. Pero cuando esto se produce de forma repetida, y con un volumen muy por encima de lo legalmente establecido por la normativa medioambiental, la cosa cambia. Aunque pueda sorprender, un vecino de El Masnou, en Barcelona, ha sido condenado a un año y tres meses de prisión por estos hechos.

El “volumen excesivo” de la música electrónica que ponía en el interior de su domicilio conllevó un delito contra el Medio Ambiente y, además de la condena, deberá indemnizar a sus vecinos con 18.000 euros y pagar una multa de 2.166 euros. Los hechos se remontan al intervalo de años que van desde 2012 hasta 2017, pero no ha sido hasta ahora cuando ha salido la sentencia, que el acusado podrá recurrir ante la Audiencia de Barcelona.

Durante este tiempo los vecinos llamaron en varias ocasiones a la Policía, pero el ahora condenado hizo caso omiso a sus advertencias. En alguna ocasión se personó también el concejal de Medio Ambiente, tras recibir las quejas de los vecinos, cansados de que les temblaran las paredes por el ruido de la música. Dormir era una misión casi imposible.

Entonces, en octubre de 2014 la Diputación de Barcelona tomó cartas en el asunto y elaboró un estudio sonométrico con el que conocer al detalle la intensidad de la música. Y se despejaron las dudas: el volumen casi duplicaba los límites marcados por la ley: 35 decibelios por el día y 30 por la noche. Los resultados ofrecieron picos de entre 54 y 56 decibelios.

La salud de los vecinos, afectada

La sentencia emitida por el juzgado penal número dos de Mataró (Barcelona) precisa que el volumen de la música provocó “importantes molestias” entre los vecinos del acusado. “Es evidente que los actos cometidos por el acusado han causado un daño a los perjudicados, alterando su régimen de vida normal provocándoles un estado permanente de ansiedad”, indica.

Los vecinos, añade la sentencia, vieron su salud afectada por las vibraciones de las paredes y los objetos de la casa, teniendo que someterse a terapias hipnóticas y sedantes para poder conciliar el sueño. En el caso de un vecino que sufría afecciones previas, su enfermedad degenerativa “empeoró por culpa de la ansiedad que le provocaba el ruido”.