Un grupo de bomberos llegó al octavo piso pero no pudo rescatar a las víctimas
El bombero que estuvo a punto de llegar hasta la familia atrapada ahora está ingresado por quemaduras en las manos e intoxicación por la inhalación de humo.
El pasado jueves tuvo lugar un incendio en el barrio de Campanar, en Valencia, que se propagó por un edificio de 138 viviendas. Debido a la intensidad del aire que corría en la ciudad, fue cuestión de minutos lo que tardaron las llamas en extenderse por toda la estructura. Hasta ahora se han confirmado diez víctimas mortales, a quienes se ha dedicado unos minutos de silencio en la plaza del Ayuntamiento, por parte de la alcaldesa de València, María José Catalá.
Aunque la causa del incendio todavía se desconoce, lo que sí es seguro es la incansable y heroica labor que han realizado los bomberos, que aún siguen trabajando en el edificio. Muchos de estos profesionales estuvieron a punto de perder la vida por su afán de rescatar al mayor número de víctimas posibles. Así le pasó a uno de ellos que terminó ingresado por intentar salvar a una familia de cuatro personas que finalmente resultaron fallecidas en el incendio.
Un auténtico infierno
Esto ocurrió en la octava planta del edificio del Campanar donde, ignorando lo aconsejable para su seguridad, un grupo de seis bomberos se empeñó en subir para intentar rescatar a una familia atrapada por las llamaradas. Según informa el ABC, fue tal la angustia que vivieron que algunos llegaron a despedirse de sus compañeros por la emisora ante el temor de no encontrar una salida a tiempo.
En el intento de rescate, cinco de los profesionales no llegaron a acceder al piso en cuestión, mientras que uno de ellos se empeñó en repetidas ocasiones en llegar a la planta de las víctimas, hasta que finalmente lo consiguió. La familia en cuestión estaba encerrada en el baño, por indicaciones previas de los bomberos.
Una vez allí, tenía que identificar cuál era la puerta de la vivienda familiar en un largo pasillo con numerosas puertas laterales cubiertas por un denso humo a causa de las incesantes llamas. Sabía cuál era el número concreto, pero no podía identificar dónde estaba ya que los números de las puertas se habían derretido por las altas temperaturas.
Lo intentó hasta el final
A pesar de las dificultades, el bombero siguió intentando encontrar a la familia atrapada incluso siendo consciente de que él también podía quedarse aprisionado por las llamas. Llevaba un traje especial capaz de soportar altas temperaturas, pero ni ello consiguió que el profesional sufriera importantes quemaduras, ya que el interior del edificio se encontraba entre 800 y 1000 grados de temperatura.
Al ver que no daba con las víctimas y que las fuerzas decaían, sus jefes lo obligaron a salir de allí de inmediato. Así, cuando estaba a punto de desmayarse, consiguió escapar de la octava planta donde estuvo a punto de morir. Ahora permanece ingresado por quemaduras en las manos e intoxicación por la inhalación de humo, según informa el periódico Levante.
Finalmente, nadie pudo llegar hasta la familia atrapada en la vivienda, formada por los padres, un niño de dos años y un recién nacido, por lo que todos fallecieron a causa de las llamas. Pese a que hizo todo lo que estuvo en su mano y que fue más allá de sus posibilidades, varios testigos afirman que para el bombero el jueves fue el peor día de su vida.