Un abogado laboralista revela cuándo una cesta de Navidad es obligatoria en el trabajo: “Es un derecho adquirido”

Octubre, mes de transición. Se cambia el armario, se vacían las piscinas, se pone el edredón y se llenan los gimnasios. Suena Mariah Carey. Vigo se llena de luces y adelantamos el consumo de polvorón, un hábito para nada contrario, desafinado y en disonancia con ir al gimnasio. Llega, en octubre, el mes de transición, los primeros destellos de la Navidad.

Con ella, acompañada de la mano y de la dicha de muchos trabajadores, la cesta de Navidad que las empresas dan a sus empleados religiosamente cada mes de diciembre. Es curioso que el humano llegue un día más contento a casa por llegar con una caja repleta de anchoas. Pero así funcionamos. Y en el otro lado de esta historia están los desafortunados y castigados por la historia que nunca, jamás de los jamases, o como diría una madre, ni en Navidad ni en Navidod, reciben cesta para celebrar las fiestas.

¿Está la empresa obligada a dar una cesta de Navidad a los trabajadores? La respuesta la da en su Tik Tok el abogado laboralista Juanma Lorente. ¿Es ilegal? Depende. ¿Es un ultraje contra la raza humana, una injuria y un acto elevado de deshonra? Pues también, pero la ley no se encarga de juzgar la moral.

Derecho adquirido de los trabajadores

En todo caso, poniendo los pies en la Tierra, hay ocasiones en las que la empresa sí debe garantizar una cesta de Navidad a sus trabajadores. En primer lugar, si nunca has recibido una, Lorente te da una mala noticia: “No vas a tener derecho a la cesta”. Este diciembre tampoco tendrás una botella de aceite por la patilla. Una pena

Pero, “si históricamente en tu empresa se ha dado todos los años, lo que no puede hacer la empresa, de golpe y porrazo, sin avisar, es decidir que este año no la va a dar” ¿Por qué no lo puede hacer? Porque “es un derecho adquirido de los trabajadores. Es un pago en especie, se tiene que incluir en la base de cotización de tu nómina en el mes en el que la recibas”, señala el abogado.

Al ser “un derecho adquirido, la empresa no podrá quitártela así como así. De hecho, tiene que avisar con antelación, debe haber razones legales y cumplir una serie de requisitos para quitarla de en medio”. Si te encuentras en este escenario distópico, propio de civilizaciones en colapso, Lorente aconseja reclamar porque “tienes derecho a ella”.

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