Todas las identidades que tuvo ‘El Rey del Cachopo’: ¿en qué lugares se ocultó César Román?

Este viernes 10 de mayo, Netflix, estrena la docuserie ‘El Rey del Cachopo’, un documental repartido en tres episodios que narra e ilustra uno de los crímenes más mediáticos que han sucedido en España. En concreto, se trata del asesinato y descuartizamiento de Heidi Paz Bulnes a manos de su pareja César Román en el año 2018. La docuserie, al igual que otras muy similares como El Cuerpo en Llamas y El Caso Asunta, revelará ciertos secretos e historias desconocidas para la sociedad española acerca del asesinato.

“Quiero, en primer lugar, pedir humildemente perdón a la familia de Heidi, así como a toldos los demás perjudicados con mis deplorables acciones. Tras hacer una profunda e íntima reflexión, vengo a manifestar mi reconocimiento del delito cometido y por el que fui condenado, queriendo dejar patente mi total y sincero arrepentimiento del mismo”, escribió Román en una carta en la cárcel hace unas semanas.

Múltiples identidades

Aunque César Román es popularmente conocido por su sobrenombre del ‘Rey del Cachopo’, durante su vida ha recurrido al uso de otras identidades falsas para estafar a la gente y montar negocios que finalmente siempre fracasaron. La primera de esas falsas identidades era Chicky, un apodo que se autoimpuso para ser reconocido entre sus compañeros de militancia durante su paso por varias formaciones políticas como Falange Española, Plataforma per Cataluña o el Centro Democrático y Social (CDS).

Su segunda identidad y la más famosa es la del ‘Rey del Cachopo’, otro mote que se colocó él mismo tras amañar un concurso de cachopos, el cual montó y ganó mediante una farsa. Durante esta etapa, se focalizó en engañar al sector de la cocina madrileña, manipulando la concesión de premios y distinciones como el premio al Mejor Pulpo de la Feria de la Comunidad de Madrid. Dicho premio fue desmentido mediante un reportaje de investigación que realizó la revista Interviú.

Gracias a su fama como el mejor cocinero de cachopos, consiguió abrir varias sidrerías en Madrid, donde conoció a su víctima, Heidi Paz, de 25 años de edad. Al poco tiempo de acabar con la vida de su pareja, huyó de las autoridades cuando le buscaban y recaló en un bar de Zaragoza. Allí recurrió a su tercera y última identidad falsa para que los dueños del bar de Gerardo, un restaurante de Zaragoza, le contratasen. José Rafael Luján Contreras, venezolano de nacimiento y criado en Maracaibo, fue su última gran mentira, ya que la policía le encontró allí y le llevó a prisión tras meses de búsqueda.

El crimen

Tras enamorarse de Heidi e irse a vivir juntos, ella le abandonó con una carta y este se vengó la madrugada del 5 de agosto, matándola, descuartizando su cuerpo y prendiéndole fuego a los implantes de silicona de la víctima en una nave que estaba a su nombre. Debido a que su nombre se encontraba en el registro del local, las autoridades le situaron como el principal sospechoso del asesinato y este se fugó. Tres meses después, fue detenido en Zaragoza mientras trabajaba en otro local.

Según relató la Fiscalía en su sentencia, César “movido por el hecho de ser la víctima, y no aceptar que ella quisiera distanciarse de él, con la intención de quitarle la vida, o al menos, representándose dicho resultado, le causó la muerte”. Más tarde, “sin importarle el ultraje y la deshonra que ello suponía para el cuerpo sin vida de Heidi, el procesado separó del cuerpo la cabeza y las extremidades y se deshizo de ellos, sin que se haya podido determinar la forma en que lo hizo”.

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