Sociedad

Su suegro se jubiló a los 55 años y, 32 años después, ella explica por qué nunca haría lo mismo: “Deja de alegrarte tanto”

Una periodista australiana reflexiona sobre por qué seguir trabajando le aportaría más felicidad que jubilarse de manera anticipada.

Redactora Business Insider
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Frank Noble, un hombre de Porepunkah (Australia), tomó la decisión de jubilarse a los 55 años. Actualmente tiene 87 y sigue convencido de que esa elección fue la mejor que tomó en toda su vida, ya que desde entonces, dedica su tiempo a cuidar su jardín, jugar al golf y ejercitarse en el gimnasio. Tras una exitosa carrera en el sector forestal, Frank encontró una nueva forma de sentirse útil y realizado a través de sus aficiones.

Su nuera, sin embargo, no lo ve de la misma forma. Después de observar durante años cómo ha sido la vida de Frank desde que se jubiló, ha comprendido que ese estilo de vida no encaja con ella. A medida que se acerca a los 50, tiene cada vez más claro que retirarse de manera anticipada no forma parte de sus aspiraciones. “Mi marido siempre me dice: ‘Deja de alegrarte tanto los lunes’. A él le cuesta arrancar la semana porque su trabajo de masajista es muy exigente a nivel físico, pero yo disfruto al empezar la mía”, cuenta en Business Insider. “Me encanta escribir. Cuando estoy concentrada, pierdo la noción del tiempo y las horas se me pasan volando. Para mí, trabajar no es ninguna carga, e algo que me llena.”

Su suegro se jubiló a los 55 años y, 32 años después, ella explica por qué nunca haría lo mismo: “Deja de alegrarte tanto”

Mientras que su suegro encontró una nueva vocación tras jubilarse, ella siente que su oficio ya es su pasión. “Cuando tu trabajo te apasiona, la jubilación anticipada deja de tener sentido”, segura. “No creo que pudiera convertir lo que hago en un simple pasatiempo. Incluso si escribiera solo por placer, querría publicar mis textos... y eso ya forma parte de mi vida laboral.”

“Hoy por hoy no quiero dejar de hacer lo que me gusta”

Frank, en cambio, consiguió trasladar su amor por la naturaleza a la jardinería, un hobby que encajaba perfectamente con su formación en ingeniería forestal. Sin embargo, no todo fue tan sencillo al principio. “Durante su primer año de jubilación se sintió algo deprimido. Pasó de tener una rutina llena de responsabilidades a una vida mucho más tranquila”, recuerda su nuera. Esa experiencia ajena alimenta uno de sus mayores miedos. “Mi trabajo me da estructura, motivación y una sensación de logro a diario. Si lo dejara, creo que me sentiría perdida”, confiesa. “Además, me gusta tener ingresos regulares y la seguridad de estar construyendo un futuro para mi familia”.

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También es importante señalar que su suegro pudo jubilarse sin deudas, mientras que ella y su marido aún tienen dos hipotecas y tres hijos a los que mantener. “Aunque quisiéramos, ahora mismo no podríamos permitirnos dejar de trabajar. Pero la verdad es que tampoco quiero hacerlo. Disfruto demasiado con mi trabajo.” La mujer concluyó su reflexión añadiendo lo siguiente: Quizá cambie de opinión dentro de unos años, pero hoy por hoy no quiero dejar de hacer lo que me gusta. Mi idea de jubilación es diferente: vivir en una casa propia, viajar una vez al año y seguir escribiendo desde casa, mientras mi marido pasa las mañanas en el campo de golf”. ¿Qué opinas de este estilo de vida?

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