Rebecca, 87 años: “Gano 10 euros la hora estando en dos trabajos, espero jubilarme a los 90 pero todo está muy incierto”
Una estabilidad económica que le hizo confiarse y no prever un futuro sin ingresos.


Rebecca tiene 87 años y, a pesar de su edad, se ve obligada a seguir trabajando por necesidad financiera. Actualmente trabaja como secretaria en una iglesia y como asistente editorial en Nueva Orleans, cobrando 10 dólares la hora. En una entrevista con Business Insider, ha expresado su deseo de poder jubilarse.
Cuando era joven, Rebecca trabajó en el comercio minorista y más tarde llegó a ser gerente de crédito, algo poco común en aquella época, ya que la mayoría de las mujeres ocupaban puestos de secretaría y no cargos de gestión.
Fue en ese trabajo donde conoció a su segundo marido, un marino. Ambos ganaban buenos salarios, lo que hizo que nunca temiera por su situación económica, algo que ahora reconoce que fue un error: “Realmente debería haberme preocupado”.
Tras el fallecimiento de su marido, Rebecca tuvo que declararse en bancarrota, ya que no podía hacer frente a sus facturas. “Todavía había una hipoteca sobre la casa, algo que yo desconocía, y el pago mensual era de unos 1.000 dólares. Si no hubiera sido por mi familia, no sé dónde estaría. Seguro que no tendría la casa, porque no podría haberla mantenido”, explica.
En cuanto a su salud, comenta que en los últimos años ha sufrido dos accidentes automovilísticos en los que se fracturó el hombro, lo que le obligó a recibir fisioterapia.
Trabajar para pagar deudas
Debido a las deudas acumuladas, tuvo que buscar trabajo. Actualmente trabaja los lunes, miércoles y viernes de 8:30 de la mañana a 2:30 de la tarde, cobrando 10 euros la hora, aunque en ocasiones le pagan 17 euros por hora en la iglesia.
Sin embargo, este ingreso no era suficiente para saldar sus deudas, por lo que aceptó un empleo a tiempo parcial en una tienda de dulces del Barrio Francés. Tuvo que dejarlo debido a las dificultades para aparcar en la zona.
Poco después, encontró trabajo como asistente editorial de una mujer que estaba escribiendo la historia de su marido, por el que también cobra 10 dólares la hora.
Aunque Rebecca desea jubilarse, reconoce que aún tiene muchos gastos que cubrir: “Tengo que pagar la cuota del coche, los gastos de comida y el mantenimiento de la casa. Hubo una infestación de termitas en el techo, así que tuve que poner uno nuevo. Mi coche consume poco combustible y solo lleno el tanque una vez cada semana y media”.
Lamenta no haber empezado a ahorrar antes: “Si no ahorras ahora, el problema volverá y te pateará el trasero”.
Rebecca comenta que es la única de su familia que sigue trabajando, ya que tanto sus hermanas como sus amigos ya están jubilados.
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“¿Cuál es mi futuro? No sé cuánto tiempo me queda. Me encantaría un futuro en el que no tuviera que trabajar y tuviera un poco más de dinero, poder salir a comer con amigos de vez en cuando y comprar cosas que realmente me gustan. Pero no puedo, a menos que gane la lotería, y no juego a la lotería, así que no tengo ninguna oportunidad”, reflexiona.
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