¿Qué se puede llevar en la maleta facturada en un avión y qué artículos están prohibidos?

En el equipaje facturado puedes llevar objetos habituales en la vida cotidiana: ropa, zapatos, libros, etc. Los líquidos (gel, champú, pasta de dientes, etc) también puedes llevarlos en el equipaje facturado sin restricción de cantidad (como sucede en el equipaje de mano o equipaje de cabina).

En el equipaje facturado también puedes llevar objetos punzantes prohibidos en el equipaje de mano, como hojas de afeitar, navajas, cortaúñas, tijeras, planchas de pelo, máquinas para depilar…

Hay una serie de objetos muy concretos que no puedes llevar en el equipaje facturado porque los cambios de temperatura y de presión o el movimiento del avión pueden hacer que explosionen o se incendien.

Salvo excepciones, el material deportivo también se puede facturar sin problemas.

Los carros de bebés irán en la bodega, pudiendo llevarlos hasta la puerta del avión.

Las armas necesitan un tratamiento especial para ser incluidos en el equipaje facturado. En España sólo puedes llevar armas en el equipaje facturado si dispones de un permiso oficial previo expedido por la Intervención de Armas de la Guardia Civil. Los deportistas profesionales que también necesiten armas de tiro olímpico, por ejemplo, cazadores, necesitan esa autorización.

También necesitan una documentación especial cámaras profesionales-

Dinero en efectivo, si vas a viajar con más de 10.000 euros en efectivo tendrás que declararlo en la aduana.

Lo que debes tener en cuenta es que el peso no exceda el marcado por la aerolínea y por el billete que hayas comprado.

Los animales pueden viajar con sus dueños, dependiendo del tamaño y el peso, y si superan las medidas adaptadas, pueden ser facturados.

Lo que prohíbe AENA que lleves en la maleta facturada

Explosivos, del tipo que sean (desde detonadores hasta fuegos artificiales o bengalas).

Gases (por ejemplo, bombonas de gas para campings o similares).

Líquidos inflamables (gasolina, pegamento, etc).

Sólidos inflamables y sustancias reactivas (cerillas, mecheros (encendedores), linternas a gas etc.

Oxidantes y peróxidos orgánicos (lejías y similares).

Material radiactivo.

Sustancias tóxicas y/o infecciosas (raticidas, sangre, etc).

Piezas de motor que hayan contenido combustible.

Cigarillos electrónicos.

Baterías de litio fuera de sus dispositivos asociados.