Problemas en China: necesita basura y la gente hace locuras para conseguirla
El gigante asiático se queda sin residuos para sus incineradoras. El país recurre a desenterrar basura antigua para mantenerlas en marcha.


Durante décadas, China se convirtió en el principal receptor de residuos del mundo. Desde los años ochenta, el país importó grandes cantidades de desechos para transformarlos en materias primas que alimentaran su industria. Ese modelo situó durante mucho tiempo a China como destino global de la basura. Sin embargo, el contexto ha cambiado de forma sustancial y la relación del país con los residuos atraviesa una nueva etapa.
A finales de la década de 2010, el rápido crecimiento de los desechos urbanos internos evidenció una falta de espacio que obligó al Gobierno chino a reaccionar. Las autoridades intensificaron los controles ambientales, sancionaron a empresas que incumplían la normativa y detuvieron a cientos de personas vinculadas a importaciones ilegales. Pekín prohibió la llegada de residuos extranjeros, una decisión que provocó una crisis global en el mercado internacional del reciclaje.
China impulsó de forma decidida la incineración como método de tratamiento. El XII Plan Quinquenal ya había fijado el objetivo de ampliar esta vía, y en pocos años el país multiplicó sus plantas hasta superar el millar. La capacidad de incineración creció tanto que para 2022 el volumen diario previsto para 2025 ya se había alcanzado, llegando a procesar alrededor del 80% de los residuos nacionales.
La falta de residuos impulsa el desenterrado de vertederos
La elevada competencia entre incineradoras ha disparado la demanda de basura y ha llevado a que se recurra a desenterrar residuos antiguos para mantener la actividad. Aunque esta práctica se ha extendido, expertos advierten de que estos materiales no arden adecuadamente si no se mezclan con basura reciente.
Noticias relacionadas
Aun así, este escenario se considera temporal. El crecimiento moderado de los residuos urbanos y las limitaciones ambientales del modelo apuntan a una futura crisis del sistema de incineración. Además de su impacto ecológico, se trata de una solución concebida como medida de emergencia y no como una estrategia sostenible a largo plazo. Las consecuencias de esta transición no solo afectarán a China, sino que tendrán repercusiones en el equilibrio global de la gestión de residuos.
¡Tus opiniones importan! Comenta en los artículos y suscríbete gratis a nuestra newsletter y a las alertas informativas en la App o el canal de WhatsApp. ¿Buscas licenciar contenido? Haz clic aquí






Rellene su nombre y apellidos para comentar