Por qué no deberías partir ciertas pastillas por la mitad
Muchos medicamentos contienen una ranura que, efectivamente, permite cortar la pastilla por la mitad, pero hay otros que no están diseñados para ello y, por lo tanto, puede hacer perder los efectos de la misma.
Seguro que más de una vez ha ocurrido que debido a un dolor ocasional hemos acudido al cajón de los medicamentos y no hemos avistado el que nosotros queríamos ingerir debido a que no alcanzaba los gramos suficientes para suplir la molestia. Debido a esto hemos creído conveniente coger una pastilla al completo y una mitad de otra para saciar ese dolor. Sin embargo, debemos tener cuidado a la hora de hacerlo, principalmente porque hay muchas de ellas que no han sido fabricadas para ello y su efectividad podría verse afectada.
El motivo por el que no se recomienda hacerlo
Es importante remarcar que aunque algunas pastillas tengan la ranura en medio no significa que puedan partirse por la mitad y por ello es recomendable consultar al médico antes de hacerlo. No obstante, aquellos que estén cubiertos por una capa entérica no podrán ser divididos debido a que si al partirlo se disuelve en el estómago, los ácidos que contiene impedirá su llegada al intestino y, por lo tanto, no será absorbido por el cuerpo.
Científicos de la ciudad de Gante han establecido que esta práctica puede conllevar “consecuencias clínicas graves”, según la BBC
Según declaraciones de investigadores expertos en la materia a Journal of Advanced Nursing (Revista de Enfermería Avanzada) y recogidas por la BBC, han aclarado que entre una dosis “terapéutica” y otra que puede llegar a ser tóxica, hay un tramo bastante estrecho.
La BBC ha compartido un estudio donde científicos han descubierto que el 31% de los medicamentos divididos contenían cantidades diferentes de la dosis que se esperaba, incluso en el corte más preciso, que también produjo errores en 13% de los casos.
Charlotte Verrue, la doctora que dirigió el estudio, explicó las razones por las cuales la gente parte sus pastillas. “Se hace para aumentar la dosis, para poder tragar con más facilidad las pastillas y para ahorrar dinero tanto por parte de los pacientes como de los médicos”, señala.