¿Por qué el gallo es el símbolo de Francia y desde cuándo se usa?
El gallo supone casi una prolongación del escudo y la identidad francesa, pero, ¿cuál es su origen y qué representa realmente?
Al pensar en Francia, y en concreto en la Selección francesa de fútbol, aunque también ocurre con la de rugby o balonmano, se nos viene a la cabeza a todos la imagen del gallo. Esta relación casi inconsciente por parte de cualquier persona entre Francia-gallo tiene su origen en una de las tantas casualidades lingüísticas que han tenido lugar a lo largo de los siglos.
Esta en particular se debe al juego de palabras entre galo (de la Galia) y gallo, y es que en latín, la palabra ‘gallus’ hacia referencia a ambas. Esto se puede comprobar en las antiguas monedas galas, que adoptaron el gallo como un símbolo de gran importancia en su identidad nacional, aunque no siempre ha sido así con el paso de las épocas.
Recorrido histórico
Pese a que en la Edad Media desapareció del imaginario colectivo francés, en el siglo XIV, Alemania lo recuperó, precisamente, evocando a Francia. A partir de este siglo, el gallo acompañaría al rey francés en monedas, grabados y todo tipo de representaciones que tuvieran que ver con la Corona o la identidad francesa.
Además, durante la Revolución francesa, el símbolo del gallo ganaría mayor trascendencia en el país francés, como se puede comprobar en numerosos sellos del Directorio. Por parte de una comisión de consejeros del Estado, se intentó que Napoleón I adoptara el símbolo del gallo, pero lo rechazó porque no representaba el poderío suficiente de un imperio como el francés.
Su nieto Napoleón III también lo rechazaría pero se convertiría en un símbolo de la III República francesa y durante el siglo XIX y principios del XX (con la I Guerra Mundial) el gallo francés sería la contraposición al águila alemana, por lo que volvió a adquirir una importancia que ya quedaría establecida hasta nuestros días.
Importancia en ‘Les Bleus’
La Selección francesa de fútbol porta el gallo en su pecho desde hace 120 años, cuando tuvo lugar su debut frente a Bélgica en 1904, convirtiéndose en uno de los símbolos de mayor representación también en términos deportivos de la identidad gala, siendo uno de los estandartes de la Francia campeona del mundo de 1998, celebrada precisamente en el tierras francesas.
En ese mismo mundial, la mascota no podía ser otra y se optó por el gallo Footix, vestido con los colores de la bandera francesa, como principal representante del país. El significado del animal, casi sagrado en Francia, es ‘fe y luz’, debido al canto mañanero que del gallo, que representa “el triunfo sobre la oscuridad y el mal”, testigo que han recogido los deportistas franceses como símbolo de superación.