Sociedad

Perdió su DNI en Barcelona en 2021 y comenzó la pesadilla con una deuda bancaria de 30.000 euros: “No me di cuenta”

Años de multas, embargos por impago, rechazo de créditos hipotecarios y mención en la lista de morosos, así es el calvario de una joven.

Esta medida, enfocada a reducir el robo de tarjetas de crédito y la suplantación de identidad, parece no tener en cuenta la brecha digital existente entre clientes de distintas generaciones.
Mikhail Nilov (Pexels
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Un descuido, a veces, puede salir muy caro. Y perder el DNI aunque parezca un contratiempo menor también lo puede ser. Tania Costa, una joven de Barcelona, lleva más de cuatro años atrapada en una red de deudas y trámites judiciales después de extraviar su documento en enero de 2021, tras acudir a una clínica estética. Desde entonces, vive una vida que no es la suya: embargos, llamadas de recobro y un débito que supera los 30.000 euros.

La víctima relató a El Periódico que no descubrió la estafa hasta meses después, cuando la propia clínica le notificó que había avalado un tratamiento a nombre de una desconocida. Poco después, recibió un embargo por una multa de tráfico en la AP-7, a la altura de L’Ampolla, en Tarragona, con un coche que nunca había conducido. A partir de ahí, comenzaron a llegarle llamadas de empresas de recobro que la identificaban como clienta del Banco Santander.

Preocupada, acudió a una sucursal y descubrió que alguien había abierto una cuenta bancaria a su nombre con tres tarjetas de crédito vinculadas y una dirección falsa en L’Hospitalet de Llobregat. Con ellas, hicieron compras, viajes, transferencias por Bizum y hasta la adquisición de un coche. “Cada llamada era un recordatorio de que me estaban destrozando la vida. No podía hacer nada, solo explicar una y otra vez que no era yo”, relata.

Impedida de acceder a una vivienda y un juicio pendiente

La deuda acumulada provocó que Tania fuera incluida en los ficheros de morosos, que conllevó sus consiguientes efectos. Recibió, y recibe, un aluvión de llamadas reclamando préstamos, y hace cuatro años no pudo formalizar la compra de un piso en Badalona que ya tenía reservado. “Me quedé sin casa y sin futuro. Dependí de mi familia para sobrevivir”, cuenta.

Aunque presentó denuncia ante los Mossos d’Esquadra, el Banco Santander no la eliminó de los registros negativos. “He tenido que ir banco por banco explicando lo que pasó, rogando que no me cierren puertas por algo que no es mío”, denuncia.

Cansada de la inacción, Tania y su abogado, Daniel Salvador, de Vosseler Abogados, han interpuesto una demanda contra la entidad financiera por daños y perjuicios, alegando “temeridad” en la apertura de las cuentas y negligencia al mantenerla en el listado de morosos. “La deuda no es mía, tienen ya el nombre y los apellidos de la verdadera autora, que además es reincidente”, sostiene.

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La sospechosa de la suplantación fue detenida hace dos años. Se enfrenta a una petición fiscal de nueve años de cárcel y una multa de 6.000 euros, además de indemnizar a la víctima con 5.000 euros por los daños morales sufridos y asumir la deuda contraída con los bancos. Pero mientras espera el juicio, los problemas burocráticos de Tania persisten. “Me han robado cuatro años de mi vida. Y todavía no sé cuándo voy a recuperar la normalidad”, sentencia.

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