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Pedro Máiquez, fundador de Holafly: “No voy a comprar competidores pequeños, yo espero que se mueran”

El emprendedor que pasó de temer la ruina a conectar a millones de viajeros en todo el mundo.

Pedro Máiquez, fundador de Holafly: “No voy a comprar competidores pequeños, yo espero que se mueran”
Pedro Maíquez, creador de HolaFly, ha ido a hablar a Itnig, un podcast
David Cuéllar
Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid y actualmente estudiante del Máster en Periodismo Multimedia Profesional en la misma institución, su trayectoria académica y profesional está marcada por una pasión por la escritura que le acompaña desde la infancia.
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Pedro Máiquez, creador de HolaFly, ha pasado de facturar 400.000 euros a superar los 300 millones. Lo ha contado en Itnig, un podcast en el que repasa cómo una simple idea para evitar pagar el roaming se convirtió en una empresa global.

Si te preguntas qué es HolaFly, la respuesta es sencilla: es un servicio de tarjetas eSIM para viajeros que proporciona datos móviles ilimitados en destinos extranjeros sin necesidad de una SIM física ni costes de roaming.

En este podcast cuenta cómo surgió la idea como “una alternativa para aquellos que no querían pagar el roaming”. La manera en la que funciona HolaFly es mediante acuerdos con los operadores: estos ofrecen datos al viajero, mientras que la empresa de Maíquez les garantiza que, cuando lleguen a su país, utilizarán su red.

El precio de esta tarjeta, según su creador, es “como el de un café al día, y dependiendo del número de días va bajando”. Considera que cuesta mucho más un “taxi de Barajas a Madrid”.

Su facturación el año pasado fue de 190 millones de dólares, mientras que para este año Máiquez prevé que superen los 300 millones. Actualmente, la empresa cuenta con aproximadamente 13 millones de clientes, y suman un millón cada mes.

Esta empresa, antes de facturar tantos millones, tuvo un inicio humilde: fue en 2018, cuando su creador comenzó como autónomo tras dejar Bankia. En ese primer año facturaron en torno a 400.000 euros.

“El Barça fue uno de nuestros primeros clientes, y mi padre se siente orgulloso de mí por eso”, cuenta Máiquez. Cuando empezaron, les vendían tarjetas SIM a este club.

Del correo postal al éxito digital

En la actualidad, para obtener algo solo hace falta entrar en Amazon y tenerlo en casa al día siguiente, pero esta empresa comenzó enviando las tarjetas por correo. Máiquez cuenta que, en ocasiones, “no llegaba, o llegaba a tu vecino”.

El mayor punto de inflexión de esta empresa fue el conocido como post-COVID, cuando pasó de facturar tan solo 400.000 euros a 12 millones. La decisión que marcó este crecimiento fue dejar de vender tarjetas SIM físicas y adaptarse al mercado digital.

Para conseguir todo este dinero no bastó con la idea: también tuvo que captar clientes. Máiquez considera que una de las grandes ventajas de su empresa es tener clientes “en todos los lados. Doy servicios 24 horas, tengo técnicos en todos los lados, es un negocio diferente”.

La captación de clientes la hizo mediante el método de afiliación, en el que le ayudó una antigua novia colombiana.

Con la llegada de la inteligencia artificial (IA), considera que el SEO está cambiando y que un paso muy importante para atraer tráfico es aparecer en los resúmenes que hace ChatGPT. “En algún momento la IA te va a hacer la conversión. Tú le vas a decir: recomiéndame un restaurante en Nueva York, y te va a decir los siete mejores y te dejará reservar uno”, reflexiona Máiquez.

La IA está causando muchos estragos en los emprendedores, y el creador de esta aplicación lo nota, ya que muchas personas quieren venderle su negocio por miedo. “Tenemos dinero para comprar, pero no tengo el tiempo ni a nadie que me ayude. No voy a comprar competidores pequeños, yo espero que se mueran” comenta Máiquez.

De la crisis al aprendizaje

Al creador de esta marca no le parece interesante vender ahora mismo. Para que tuviese que hacerlo tendría que pasar que “les fuera mal”. Incluso si una empresa les ofreciera 1.000 millones de euros, tampoco lo haría, ya que considera que “ya tiene el suficiente dinero para darse cuenta de que un poco más no le va a hacer más feliz. Yo quiero montar algo muy grande, tenemos un equipo muy preparado para construir algo muy grande y quiero vivirlo con ellos”. Aunque no descarta vender una parte “para tener tranquilidad”.

A pesar de poder vender por una gran cantidad, Máiquez recuerda la época del COVID, donde estuvo a punto de caer en quiebra con una deuda de 40.000 euros: “Yo vi el abismo. Si veo que no estamos creciendo, creo que me vienen los miedos del COVID. Es irracional, no tiene sentido, pero muchos de los comportamientos que tenemos se explican por los miedos”.

A pesar de haber conseguido esta fortuna, Máiquez sabe que no es el mejor empresario y que él y su equipo tienen defectos. Por ello están contratando a ejecutivos de grandes compañías para ayudarlos con estrategias y asesoramiento.

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De cara al futuro, cree que su oportunidad está en China, donde “tienen un puente”. Reconoce que no sabe vender, pero sí construir una sociedad y tener socios: “No necesito ser el número uno en China, con ser el número cuatro ya sería supergrande”, reflexiona Máiquez.

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