No es Madrid: la ciudad castellana que fue capital del Imperio Español durante cinco años
A lo largo de la historia, España ha tenido más capitales que Madrid. En el año 1601, bajo el reinado de Felipe III, se estableció la capital en la ciudad de Valladolid.
Aunque Madrid es hoy sinónimo de la capitalidad española, hubo una época en la que Valladolid ocupó este prestigioso título. La ciudad de Valladolid, la más poblada de Castilla y León y en la que se encuentran las principales sedes de las instituciones autonómicas, tuvo su propio período de gloria y ha estado relacionada casi desde su fundación con una impronta palaciega y vinculada con las casas reales, primero de Castilla y después de España. De hecho, en 1208 la ciudad del Pisuerga adquirió el título de ciudad cortesana por orden del entonces rey Alfonso VIII de Castilla.
La breve capitalidad del Imperio Español
Durante cinco años en el siglo XVII, Valladolid se convirtió en el centro del poder del Imperio Español. En lo que ahora es la sede de la Diputación Provincial de Valladolid, el Palacio de Pimentel, dio cobijo en 1527 al nacimiento de Felipe II y de varios otros miembros de la realeza, consolidando su reputación como una ciudad de relevancia real.
El 11 de enero de 1601, se estableció la capital en la ciudad de Valladolid bajo el reinado de Felipe III, en parte gracias a la influencia de Francisco de Sandoval y Rojas, el duque de Lerma. Esta decisión se tomó en un momento en que la ciudad era próspera y presentaba un gran desarrollo urbano y cultural. Sin embargo, no duró mucho y durante su breve periodo como capital, Valladolid fue testigo de eventos como el nacimiento del futuro rey Felipe IV y de su hermana Ana de Austria, quien llegaría a ser reina de Francia.
La ciudad también atrajo a destacadas figuras literarias y culturales, como Miguel de Cervantes y Francisco de Quevedo. Sin embargo, el traslado de la capital provocó un aumento en los precios inmobiliarios, beneficiando a quienes poseían propiedades en la ciudad, como el duque de Lerma. Por tanto, pesar de su crecimiento demográfico, pasando de 30.000 a 70.000 habitantes, mientras Madrid sufría el efecto contrario y pasaba de 80.000 a 23.000, la capitalidad en Valladolid no duró mucho tiempo.
El regreso a Madrid
La decisión de trasladar nuevamente la capital a Madrid fue impulsada en gran medida por el duque de Lerma, quien había adquirido una gran cantidad de propiedades en la capital antes del cambio. Además, el duque siempre había tenido en mente que Valladolid sería una capital solo temporal y este movimiento permitió al duque de Lerma capitalizar sus inversiones, al igual que en el periodo previo a la mudanza a Valladolid.
El regreso a Madrid el 6 de abril de 1606 también respondió a la necesidad de los madrileños, quienes estaban muy interesados en el regreso de la capital a la ciudad debido a la decadencia demográfica y económica provocada por su traslado a Valladolid. Por tanto, se mostraron dispuestos a realizar un importante desembolso económico, que el duque de Lerma aceptó.
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