Ni en el Louvre ni en el Prado: el robo más caro de la historia en un museo fue en 1990 y se llevaron cientos de millones de euros en arte
Fue el 18 de marzo de 1990, en Boston, dos ladrones disfrazados de policía robaron 10 obras, entre ellas un Rembrandt y un Vermeer, valorados en más de 500 millones de dólares.


Sigue siendo un misterio sin resolver, un robo del que no se han encontrado pistas. Ocurrió el 18 de marzo de 1990, en el Museo Isabella Stewart Gardner de Boston, donde por la noche dos ladrones se hicieron pasar por policías y entraron sin problema al museo americano para robar 10 obra de arte, entre ellas, un Rembrandt y un Vermeer valorados en más de 500 millones de dólares.
La pieza más grande sustraída fue “Cristo en la tormenta en el mar de Galilea” de Rembrandt, que mide 1,5 x 1,2 metros. Pese a las diferentes pesquisas e investigaciones, fue hace pocos años cuando una nueva pista llevó a los investigadores, FBI incluido, hasta la isla de Córcega.

En 2005 dos franceses, presuntamente asociados con la mafia corsa, intentaron vender un cuadro de Rembrandt y un cuadro Vermeer. Bob Wittman, exagente especial del FBI, participó en esa operación encubierta para adquirir las piezas, pero el plan fracasó cuando los hombres fueron arrestados por intentar vender arte robado del Museo de Arte Moderno y Contemporáneo de Niza.
Otra de las pistas que siguió el FBI fue la de Myles Connor, un conocido ladrón de arte que en 1975 robó un Rembrandt del Museo de Bellas Artes de Boston. Era el primer sospechoso del FBI pero estaba encarcelado en ese momento. Los expertos afirman que “el 89% de los robos en museos son trabajos internos”. Y añaden un dato, el robo de la obra de Édouard Manet “Chez Tortoni”, nunca saltó el detector de movimiento.
El FBI sigue ofreciendo una recompensa por información que lleve a la recuperación de las obras robadas. En un podcast del propio servicio, se pueden conocer todos los datos de este robo histórico; por qué las piezas robadas son importantes para el museo, el mundo del arte en general y el FBI; y cómo puede ayudar a traer las obras maestras saqueadas de regreso a Boston.
Marcos vacíos como recuerdo
“Hablamos de la única marina que Rembrandt pintó jamás. Es invaluable. Hablamos de uno de los 36 Vermeer conocidos. Hablamos de dos Rembrandt más, obras de Manet, Flinck y Degas. Estas son grandes pérdidas para la cultura, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo”, afirman.
Cuando uno entra al museo, llama la atención un detalle: “cuando la gente entra a la sala holandesa en el segundo piso del museo donde se robaron el Rembrandt y el Vermeer, se sorprende de inmediato al ver grandes marcos dorados y ornamentados que cuelgan vacíos porque faltan las pinturas. Algunos creen que tenemos esos marcos ahí porque el testamento de la Sra. Gardner dice que no se puede cambiar nada. En realidad, no es así. Dejamos los marcos ahí a propósito. Los volvimos a colocar en 1994, cuatro años después del robo, y los tenemos ahí para transmitir un mensaje importante al público. Y ese mensaje es que solo una cosa puede colgarse en cada espacio marcado con un marco vacío: la pintura que una vez estuvo allí. Así que es un recuerdo de lo que hubo. Pero los marcos también son una señal de esperanza porque transmiten al público que lo que una vez estuvo allí algún día volverá“.
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Geoff Kelly, agente especial de la División de Boston del FBI, quien lleva más de dos décadas investigando el atraco, recibió el caso en 2002, cuando era agente novato de la brigada de delitos violentos de Boston, pero el caso lo había cautivado desde antes de unirse al FBI.
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