Ni a los 65 años ni los 66 ni mucho menos 67: esta es la edad ideal para jubilarse según la psicología
Caroline Lambert, psicóloga clínica y psicoanalista, comparte en una entrevista cuál es la edad ideal para cada persona a la hora de jubilarse.

Despedirse de los despertadores, las prisas y las reuniones es algo que muchas personas desean y esperan con ansias, pero ¿cuándo es el momento ideal para hacerlo? La edad para jubilarse es un tema que se discute con frecuencia y que depende sobre todo del país y las normativas establecidas en relación a las pensiones.
Independientemente de la fecha impuesta por las leyes, la psicóloga clínica y psicoanalista, Caroline Lambert, escritora también del libro Au risque de basculer (A riesgo de volcar) da respuesta a cuál sería la edad ideal para jubilarse. Muchos piensan tener la respuesta correcta, pero no todo el mundo lo tiene tan claro. Existen muchas creencias, ansiedades y conceptos erróneos que llevan a una persona a no saber cuál es su verdadera edad ideal.
En una entrevista con la revista francesa Psychologies, Lambert confiesa que no existen reglas, solo caminos individuales. Después de acompañar a varios pacientes en transiciones importantes para ellos, la psicóloga reconoce que cada persona afronta el momento de jubilarse de una manera distinta. Entender que la jubilación es un camino individual resulta fundamental en un contexto donde este concepto se percibe menos como un trámite administrativo y más como un salto al vacío.
Un choque de realidad
En España, la edad para poder jubilarse con pensión completa está en los 65 años, siempre y cuando se acrediten los 38 años y 3 meses de cotización exigidos por ley a la Seguridad Social. A partir de 2026, quienes no hayan alcanzado este tiempo de cotización podrán jubilarse con el 100% de la pensión a los 66 años y 10 meses.
A pesar de lo establecido por ley, según la psicóloga, no existe un número ideal ni un umbral universal. Para Lambert, la edad para jubilarse depende de la relación de cada persona con el trabajo, su salud general, el estrés físico y mental y, sobre todo, de lo que realmente la nutre. “Si alguien es feliz en su trabajo y goza de buena salud, continuar trabajando puede ser muy deseable”, explica ella.
La jubilación puede llegar a sentirse como una ruptura abrupta. Desaparecen las rutinas, los compañeros, y aquellos momentos que hacían disfrutar el trabajo. Para algunos, esto supone el inicio de un capítulo mejorado de su vida, pero el inicio puede suponer un choque para otros. Por este motivo, la psicóloga recuerda que irse no significa “desaparecer”.
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Los enfoques graduales, como trabajo a tiempo parcial, periodos de participación comunitaria o actividades de voluntariado permiten una transición más fluida y evita este choque de realidad. También es importante saber escoger el momento adecuado. Según Lambert, un mes como mayo o septiembre, cuando la energía colecta se reactiva, facilita mucho más la transición a un nuevo ritmo.
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