Muere una de las personas heridas en el restaurante Burro Canaglia
La mujer, de 41 años, llevaba ingresada en hospital La Paz desde el día del incendio. Era amiga de la otra víctima mortal, que murió en el acto.
El pasado 21 de abril, el restaurante Burro Canaglia de Madrid fue consumido en cuestión de minutos por la llamas. El incendio fue ocasionado por un soplete con el que uno de los camareros estaba flambeando un postre. Varios factores condujeron al desastre. El fuego se extendió con asombrosa rapidez y, además, el local solo tenía una salida, lo que dificultó enormemente la evacuación.
La serie de fortuitas desgracias se saldó aquel día con dos víctimas mortales, una de ellas, una enfermera vizcaína de 43 años. No obstante, hubo más heridos, algunos de ellos gravemente. Cinco seguían hospitalizados hasta ahora. Pero, tristemente, hoy se ha sabido del fallecimiento de uno de ellos. Una amiga de la primera víctima, también vizcaína. La mujer tenía 41 años y había pasado las últimas semanas ingresada en estado crítico.
La otra persona que murió el mismo día del incidente tenía tan solo 25 años. Era camarero del negocio desde hacía apenas unos días. En la jornada de la tragedia, algunos testigos que declararon que fue la presencia de plantas artificiales lo que propició la rápida propagación del fuego, dejando a las personas presentes poco tiempo para reaccionar y llevando al triste desenlace.
Fuego fortuito
Además de por las plantas, el incendio también se multiplicó con presteza por el techo de la estancia. En los primeros días, surgieron versiones contradictorias sobre la causa. Mientras que algunos de los presentes aseguraban que fue por el flambeado de un postre, otras personas señalaron que el episodio tuvo su origen en el cocinado de una pizza. Lo que parece seguro es que fue una fatal casualidad lo que desencadenó el ardor.
A pesar de que el restaurante no contaba con salida de emergencia, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ya puntualizó en sus primeras declaraciones el día del suceso que no se había incumplido ninguna normativa municipal, ya que el espacio era lo suficientemente reducido como para no estar sujeto a la obligatoriedad de tener un segundo punto de salida.