Los expertos avisan de la fase “compañeros de cuarto” en las parejas: “Es muy difícil salir”
Llega cuando sólo hablas con tu pareja de los hijos, el trabajo, la familia, quehaceres, obligaciones, compra, planificación, sin hueco para la intimidad.


La rutina, el trabajo, la crianza... tres elementos que pueden dinamitar una relación de pareja y que pase de ser íntima y satisfactoria para ambos, a un conflicto constante y sólo querer descansar y dormir sin tener en cuenta a la otra persona.
¿Cómo se llama eso entonces, cuando sólo hablas con tu pareja de los hijos, el trabajo, la familia, quehaceres, obligaciones, compra, planificación, sin hueco para la intimidad, para verse, para desearse, para disfrutar el uno del otro?
Los expertos lo han calificado como ‘compañeros de cuarto’. Es otra fase de lo que llamamos intimidad, que asociamos rápidamente a la parte física, pero los expertos señalan como igualmente satisfactoria, dependiendo del punto de la relación en que se esté, o se pueda, esa parte de compañía y cariño, de entendimiento, de hacer planes juntos pero sin intimidad física.
La doctora Jill Dzadey afirma que es común sentirse estancado en la fase de compartir habitación o desconectado de su pareja durante determinadas etapas de la vida. Es algo habitual, normal, reconocible, y que no debe llevar a resentimientos ni críticas, sino asumirlo y trabajarlo.
Y añade algo fundamental para reencontrarse en esa intimidad de pareja, trabajarlo desde diferentes áreas, que puede ni siquiera ser en el mismo cuarto, o en la misma casa, pero sí que se cree una conexión especial, buscando espacios y momentos de calidad, añadiendo creatividad y alejándose de estereotipos clásicos o parámetros convencionales de la sociedad.
¿Qué “mata” el sexo en las parejas?
La sexóloga española Sonia Encinas añade otro punto de vista a los diferentes momentos de intimidad de una pareja, y a cómo cambian con los años, los niños, el trabajo: “El deseo no es lineal ni automático. Es algo que cambia con el contexto. En pareja, la pasión necesita espacio, intención, y nuevas experiencias. El placer y la intimidad toma muchas formas”, desterrando que todo deba reducirse al sexo.
Añade más Encinas en este aspecto, “lo que mata el sexo es la mala comunicación, la falta de atención y escucha, la ausencia de cuidados, la desconexión emocional, el desequilibrio a la hora de asumir responsabilidades o repartir tareas. No priorizar espacio para cada uno, el cansancio acumulado, olvidar mirarnos y reconocernos, no expresar cariño o afecto, descuidar la intimidad, quedarse de brazos cruzados, dejar de decirnos lo mucho que nos gustamos, no acariciarnos, abrazarnos o besarnos por placer”.
“Las diferencias de deseo son normales, nunca un problema en sí. Como tampoco es un problema, per se, tener menos ganas que tu pareja o tener más. El problema viene de no saber colocar esa diferencia en un lugar que haga sentir bien a ambas partes por igual. Porque lo que desde luego hay que dejar de normalizar es mantener relaciones como algo que hay que hacer por/para estar en pareja”, añade.
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