Llegan los ‘reventones secos’ a la Península: ¿qué son y cuáles son sus consecuencias?
Este fenómeno atmosférico se produce cuando una masa de aire cálido choca con una tormenta, lo que enfría el aire y provoca descensos rápidos y fuertes de la temperatura.
El calor extremo ha llamado por segunda vez a la puerta del verano en tan solo dos semanas. Al asfixiante final de junio le ha seguido un inicio de julio ‘fresco’ y hasta pasado por agua. Pero las lluvias han desaparecido y, con ellas, las nubes grises que cubrían el cielo peninsular. Ahora España afronta una segunda ola de calor que ha obligado a la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) a activar alertas en más de 30 provincias de 12 Comunidades Autónomas.
Se esperan temperaturas máximas de hasta 45 grados en provincias como Córdoba y Jaén, y, exceptuando el noroeste de la Ibérica y el litoral oriental, los termómetros registrarán las mayores medias de lo que llevamos de época estival. Y a estos avisos, a consecuencia de los primeros, se han sumado otros por la más que probable llegada de un particular fenómeno atmosférico. Son los llamados ‘reventones secos’.
Un resquicio de frío súbito y fuerte viento
Tal y como detalla el portavoz de la AEMET, Rubén del Campo, es un evento frecuente que suele provocarse cuando las nubes de evolución desembocan en tormentas aisladas. Esto se produce cuando en determinadas áreas tiene lugar una convección de aire que deriva en descensos transitorios y bruscos de la temperatura. Es decir, que a la ola de calor le saldrán resquicios frescos y noches que poco o nada casarán con la realidad del país.
Así lo ha diagnosticado Meteored, que ha llamado a prestar atención a este fenómeno. Especialmente en el sureste y en el sistema Ibérico. Unas madrugadas en las que apetezca arroparse no salvan a estas zonas de un viento intenso que puede tener consecuencias menos agradecidas que la de un buen sueño. Sin ir más lejos, puede causar una oleada de viento tan fuerte y severo que haga volar algo más que los tendederos de los balcones.
En la receta del ‘reventón seco’ hay un ingrediente clave: una masa de aire cálida y seca. Cuando a una altura muy elevada, allí donde la temperatura no es ni parecida a la que atraviesa el país, choca la tormenta con dicha masa gaseosa, parte de la lluvia se evapora. La consecuencia directa es un enfriamiento del aire que circunda la lluvia y esto, a pie de calle, se traduce en un descenso súbito de la temperatura. En cuestión de minutos, los termómetros pueden caer hasta en una docena de grados centígrados.
Según detalla la AEMET, a lo largo de este episodio “la precipitación no llega hasta la superficie, o solo unas gotas llegan al suelo, y la corriente descendente se genera por la evaporación de la lluvia por debajo de la base de la nube”. Esta suerte de golpe seco a la temperatura, efecto contrario al puñetazo que recibe un individuo al entrar a un lugar masificado, relajará y empeorará a partes iguales el inicio de un verano completamente loco.